martes, 19 de agosto de 2014

Curando al corazón - cap. 28

Chiquillas mías!!! os dejo otro capitulito y muchas gracias a todas por comentar y leer <3 os quiero y seguir comentando guapuras :*



—No es eso. Estar dispuesto a ayudar a Euge es una costumbre. Lo he hecho la mayor parte de mi vida. Es un hábito difícil de romper.
Lali soltó una risa sarcástica. 
—¿De verdad? Qué manera tan adorable de darle la vuelta a lo que acabo de decir. —Lali dio un paso adelante, me señaló con el dedo y me lo clavó en el pecho— Estoy cansada de ser el segundo o el tercer plato. Ya he tenido más que suficiente. Anoche, yo también necesitaba a alguien. A alguien que me escuchase. Es una pena que nadie quiera ser el hombro sobre el que Lali pueda llorar. A nadie le importa si necesito a alguien a quien le importe.
Tenía los ojos brillantes de tantas lágrimas sin derramar, y yo notaba una opresión tan grande en el pecho que sentía que iba a explotar. 
—Esto se ha terminado. Olvídalo. Estoy harta —bufó Lali. Se dio la vuelta y se alejó andando. Reaccioné rápidamente y la agarré el brazo. 
—¿Qué ocurrió? ¿Por qué me necesitabas? – Se derrumbó y la abracé por la espalda, sujetándola contra mi pecho tanto si quería como si no. 
—Suéltame, Peter... —Se le quebró la voz. 
—No. Dime a qué te referías. – Se le escapó otro sollozo y negó con la cabeza, furiosa. 
—No. No tienes derecho a pedir explicaciones. Yo no explico mucho a los demás. Guardo mis sentimientos para mí. Pero anoche quería contártelo. —Soltó una risa triste—Pensaba que tenía a alguien que me escucharía, alguien a quien le importaba. Pero estaba equivocada. 
—No lo estabas. Me importas. Quiero que hables conmigo. 
—Demasiado tarde —gruñó, intentando zafarse. 
—Anoche me equivoqué, Lali. Lo siento mucho. Perdóname, por favor. Por favor, perdóname. No volverá a ocurrir.— Hice una pausa, no estaba seguro de si estaba listo para desnudar mi alma.
—Tienes razón. No volverá a pasar. Porque estoy harta de esforzarme para que me quieran. No debería tener que esmerarme tanto para conseguir que las personas a las que amo también me quieran. La gente no se esfuerza tanto. Nadie lo hace. Sólo yo. Sólo Mariana Espósito. No puedo más. Si soy tan difícil de querer, entonces no necesito a nadie. Hasta ahora me las he arreglado sola. ¡Soy una puñetera profesional! – Si es posible que el sufrimiento de otra persona te rompa el corazón, entonces el dolor de Lali hizo añicos el mío. La emoción me ardía en la garganta mientras la abrazaba con más fuerza. Hubiese querido meterme dentro de su cabeza. Se encerraba tanto en sí misma que me pregunté la razón. Y lo comprendí. Lali no confiaba en nadie lo suficiente como para dejar que se le acercase, hasta anoche. Había decidido que podía confiar en mí, ¿y qué hice yo? Tirar su confianza a la basura. Dios mío, era el imbécil más grande del mundo. 
—Lo siento mucho —susurré, besándole la sien—¿Puedes perdonarme? ¿Puedes confiar en que te pondré siempre por delante? Te juro que lo que pasó anoche no volverá a ocurrir.
Fue la primera vez que tuve que afrontar algo así desde la ruptura. Cuando Nico regresó y Euge se echó en sus brazos, desesperada por estar con él, no me dolió tanto como esperaba. Fue una advertencia, un aviso. Ya no me necesitaba. Ya no tenía que protegerla. Podía pasar página. Era el momento. Lo de anoche fue el acto de clausura que necesitaba. Me interrumpí e hice girar a Lali por los hombros para que me mirase. Su cara enrojecida y sus ojos hinchados casi consiguieron que me pusiera de rodillas. 
—Esto es nuevo para mí. Estoy aprendiendo a mantener una relación con alguien que no sea Euge. Cometí un error terrible. Fue una recaída. Pero tú —alargué la mano y le coloqué un mechón de pelo suelto detrás de la oreja —Tú despiertas algo dentro de mí que Euge nunca despertó. Siento cosas contigo que nunca sentí con ella. La quise durante mucho tiempo. No puedo evitar querer estar a su lado si me necesita. Pero la próxima vez que tenga que tomar una decisión así, pensaré en ti antes que nada. Te lo prometo.
Lali me examinó la expresión como si esperase más. Pero no estaba seguro de qué más decir.
—No es fácil ser siempre el segundo plato —dijo—. Para mi padre, pronto seré el tercero. Cada vez estoy más abajo, en su lista. Quizá eso me convierte en una egoísta, pero necesito a alguien a quien acudir. Anoche, quise acudir a ti. – Lali hizo una pausa y tragó saliva. —Cualquiera diría que con todo el rechazo que he experimentado en mi vida debería estar acostumbrada. Pero sigue siendo igual de difícil. Te vuelve precavido. Provoca que tengas cuidado de no hacerte ilusiones. Me ilusioné contigo. Me costará volver a confiar en ti de la misma forma. Pero no significa que no podamos seguir viéndonos este verano. Es sólo que tenemos que retroceder unos cuantos pasos. La otra noche en la tienda aceleramos las cosas. Ahora, tenemos que frenar. – Iba a perdonarme. Podía volver aganarme su confianza. Volvería a abrirse, y yo no le fallaría. Cuando me necesitase, estaría ahí. 
—Me parece justo —respondí. Deslicé un dedo bajo su barbilla e hice que levantara un poco la cabeza
—Ahora tengo que besarte. 
—Vale —susurró apenas un instante antes que mis labios tocaran los suyos.
Lali
Cuando llegamos, Nico ya había recogido el campamento y todo estaba atado al techo del Suburban. Dijo que Euge necesitaba dormir en una cama decente, y que iríamos a un hotel y ya volveríamos a casa por la mañana. Nadie lo discutió. Creo que todos estábamos más que dispuestos a dormir sobre un colchón de verdad. Casi se me escapa un suspiro de alivio. Le dije a Agus que se sentara delante con Peter y que yo me sentaría detrás con Euge. No estaba preparada para pasar más tiempo con él. Le había perdonado, pero todavía tenía el corazón herido. Eugenia lo entendió, y medio la mano cuando me senté a su lado. Fue un trayecto silencioso. Llegamos a un hotel barato que no estaba demasiado lejos y los chicos pidieron habitación. No sabía si iba a compartir habitación con Peter o si esperaban que pidiese una para mí. Tenía dinero suficiente para hacerlo, si hacía falta. Ya no me preocupaba ahorrar para la universidad. Mi padre había aplastado mis esperanzas.
Esperé con las otras chicas, sentada en el vestíbulo del hotel. Seguía estando sucia de haber pasado el día al aire libre y necesitaba una ducha, por no mencionar que estaba agotada tanto física como mentalmente. Peter se acercó, con mi mochila y la suya colgadas del hombro. 
—¿Necesitas sacar algo de la bolsa de deporte que compartes con Euge? 
—Mmm, sí. Creo. ¿Vamos a compartir habitación?

4 comentarios :

  1. Tienes que subir otro!! Me gusto el capitulo pero no me puedo creer que Lali le haya "perdonado" tan fácil a Peter. Jenu

    ResponderEliminar
  2. Oh dios mio lali es tonta¡! Q sufra pit! Tienes q subir otro capi nay. Yo no aguanto asta mañana sorry :(

    ResponderEliminar
  3. A mm kero mas no podes dejarla aca tenes q subir otro dale q vos sos copada *.* confieso q kero darle una piña a lalu x perdonar al vuelo a pit y buee nadie se
    Resiste a ese potro :$ carla

    ResponderEliminar