Bueno aquí os dejo el último capítulo y comentar, seguirme en twitter, COMENTAR! adiós :*
—Mmm, sí.
Bueno, no. Sólo somos amigos —respondí.
—No sois
sólo amigos. Peter no besa a sus amigos. Si lo hiciese, yo estaría en la
cola esperando mi turno. He sido amiga suya desde la guardería y no me ha
besado ni una vez —contestó ella, poniendo los ojos en blanco.
—Ah —fue la
única respuesta que pude ofrecerle. Era muy temprano y aún no me había
terminado el café. Mi competencia verbal no estaba a la altura.
—Me llamo
Heidi. Mery es una de mis mejores amigas. Fuimos animadoras durante los cuatro
años de instituto. Agus y yo estamos juntos, bueno, a ratos. Ahora mismo,
somos pareja. —Me guiñó el ojo y tomó un sorbo de su termo. —¿Subes o qué? Creo
que Agus y yo iremos detrás —hizo una pausa y miró a su alrededor—. A menos que
prefieran ir Nico y Euge allí. No estoy de humor para soportar una
maratón romántica de Nicolás Lanzani durante todo el trayecto.
—¿Cuatro
detrás? ¿No estaremos muy apretados? – Heidi frunció el ceño como si se le acabase
de ocurrir.
—Ah, supongo
que podemos sentarnos por parejas. – Seguía sin estar segura de dónde sentarme.
Peter apareció a mi lado y abrió la puerta del copiloto.
—Tú te
sientas conmigo. Si voy a conducir durante todo el viaje, al menos merezco
tenerte cerca para que me distraigas. – Eso respondía a mi pregunta. Heidi
levantó la cabeza para ver a Pablo y a Agus, que estaban atando el equipaje al
techo del Suburban.
—¿Cómo nos
sentamos? Iba a entrar, pero no sé dónde me toca. Imagino que tendremos
que ponernos de tres en tres.
—Euge y yo
vamos detrás, y alguien más tendrá que sentarse con nosotros — le informó
Nico mientras abría la puerta ayudaba a su chica a subir.
—Agus, tú
vas detrás, con Nico. Heidi puede sentarse con Mery y yo en medio —intervino
Pablo.
—¿Por qué
tengo que quedarme con Nico? ¿Por qué no vas tú? —le espetó Agus.
—Porque Mery
es mi novia, y Heidi es una amiga con derechos —respondió Pablo bajando de un
salto y comprobando las correas una última vez antes de darles un buen
tirón.
—¡Eh! ¡No me
llames eso! —chilló Heidi. Pablo se encogió de hombros.
—Lo siento,
Heidi, digo lo que veo. Si algún día os volvéis exclusivos, te aseguro que
cambiaré de opinión.
—No puedo
creer lo que has dicho —comentó Agus con una sonrisa de suficiencia,
mientras daba la vuelta al coche hacia nosotros. Peter se inclinó y me susurró
al oído:
—Van a
seguir discutiendo sobre el tema un rato más. Más vale que subas. – Me dio la
mano y me ayudó a subir. Me encantaba la forma que tenía de hacerme sentir
especial con esos pequeños detalles. —Me pararé en Starbucks para conseguirte
un poco más de café en cuanto salgamos de Grove —prometió antes de cerrar la
puerta.
Peter
Lali
tenía la nariz metida en su café recién hecho, disfrutando del aroma. Había
decidido desviarnos un poco y pasar por la ciudad de Mobile para entrar en
Starbucks. Ahora estaba mucho más despierta y alerta que cuando la vi salir por
la puerta tambaleándose, medio dormida. Quise acurrucarme con ella y llevarla a
la cama, pero no era posible. Lali había marcado una frontera física yo estaba
intentando respetarla. Pero cuanto más tiempo pasábamos juntos, más difícil me
resultaba.
—¿Cómo es
que el café de Starbucks siempre huele mejor que el de casa? —preguntó en tono
pícaro. Si no fuese porque sabía que esa chica no tenía ni idea de coquetear,
pensaría que lo estaba haciendo a propósito. Cuanto más la conocía, más claro
lo veía: Lali no tenía ni idea de lo tentadora que era.
—Son juegos
mentales. Se les da muy bien el marketing —respondí, levantando mi café y
tomando un buen sorbo antes de volver a dejarlo en el posavasos.
—Mmm... No
sé. He comprado la marca Starbucks en la tienda y me lo he preparado en
casa, pero no huele igual. – Iba a responder, pero Agus bramó:
—¡Aquí no
hay espacio suficiente para Nico y para mí! Estamos apiñados. Heidi y yo
tenemos que cambiarnos de sitio.
—Ponte a
Euge sobre la falda, Nico, deja un poco de sitio para Agus — respondí,
mirando de reojo a Lali, que me observaba con cara de sorpresa. Le guiñé un ojo
y le di la mano. — ¿Qué pasa? – Sacudió la cabeza y me sonrió.
—¡Oh! Mucho
mejor —dijo Agus, con un suspiro de alivio – Dame mi almohada, Heidi. Creo que
necesitaré dormir un poco. Con Euge encima de Nico, las cosas se saldrán de
madre dentro de poco y la verdad es que prefiero no verlo. – Se me encogió
el estómago al oírlo, pero sólo durante un segundo. No me había importado
sugerir que Euge se sentase en el regazo de Nico, pero la imagen de mi hermano
tocándola aún me afectaba. Entrelacé los dedos con los de Lali y me concentré
en la carretera y en el hecho de que tendría a esa adorable muchacha
acurrucada en mi tienda durante las próximas tres noches.
Las tiendas
de campaña estaban montadas y el fuego ardía con fuerza cuando el sol se puso
tras las montañas Cheaha. Las chicas habían ido a los baños a ducharse.
Habíamos tenido que instalar el campamento más cerca del baño público de
lo que hubiese preferido, pero Eugenia se había puesto de morros cuando
sugerí que lo trasladásemos un kilómetro más allá. Nico soltó todo lo que tenía
en las manos y, sin consultar a nadie, empezó amontar su tienda. Euge nunca se
enfadaba conmigo para salirse con la suya. Era extraño verla expresar su
opinión. Pero todavía era más extraño ver a Nico sucumbir con tanta facilidad.
Eugenia era completamente distinta con él. No se doblegaba a su voluntad, ni
le preguntaba qué quería antes de decidir. Volvía a ser la chica de
espíritu libre, la que tiraba globos de agua a los coches y se escabullía de su
habitación para ir a consolar al hijo de la camarera. Sólo necesitaba a Nico
para encontrarse a sí misma. Se me formó un nudo en la garganta al darme cuenta
de que por mi culpa se había olvidado de quién era. Me alejé de la hoguera, en
dirección a la oscuridad, para contemplar la naturaleza que nos rodeaba, sumida
en las sombras. Me presioné el pecho con la mano y lo roté con fuerza,
intentando que desapareciese la opresión que sentía.
Justo cuando
pensaba que las cosas estaban mejorando y que llevaba mejor lo de Euge,
pasaba algo que me lanzaba otra vez de cabeza al pasado. Cierto, cada vez era
más fácil y no tenía nada que ver con lo que sentía al principio, pero el
dolor no había desaparecido del todo. Y temía que nunca lo hiciese. Euge
siempre sería mi gran error. No por haberla amado, sino porque la había
perdido.
—¿Estás
bien? —la voz de Nico rompió el silencio que me rodeaba. Bajé la mano del
pecho, me la metí en el bolsillo y asentí sin darme la vuelta para mirarle.
Perooo noo laa dejees aquiii!! Subeee otroooo!!!! Quiero mas laliter, que peter deje de sentir esas cosas cuando euge y nico stan juntoss QUIERO QUE SE ENAMORE YA DE LALI!!! besitos jaja ♡
ResponderEliminarya sta el boludito de pit cn lo de euge¡ igual me regusto el capi segui
ResponderEliminarte dejo mi twitter y me avisás cuando subas otro @maria_soyy
bss nay ya te segui en twitter
@Aliada_de_Peter a mi tmbn avisame cuando subas flor de novela tenés1 atte; carla
ResponderEliminarNAY sube otro!!!!!!!!!!!!!!!!!! peter no puede seguir asi, euge no me cae muy bien -.- kiero saber q pasa me mata la intriga y obviamnete kiero LALITER
ResponderEliminargracias x subir una #minimaraton me encanto y ya me avisaras cuando subas otro capitulo y espero q sea pronto EH jeje @MartatxiG
obviamente* lo escribi mal
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