Muchas gracias a las nuevas lectoras por comentar, y BIENVENIDAS! :) Ahora os subiré una maratón y espero que os guste :) y no os olvideis de comentar .
Peter
Seguía sin
estar seguro de por qué estaba allí. Vale, había asistido a las fiestas de
cumpleaños de Mery desde séptimo curso, pero sólo porque Euge quería ir. Este
año ya no importaba lo que ella deseara, así que ¿por qué narices estaba allí?
La música sonaba
en los altavoces. Habían iluminado la piscina con varias luces estroboscópicas
que hacían que el agua pareciese rosa, lila, verde y amarilla. Estaba
rodeada de tumbonas de teca y de antorchas hawaianas.
Fui al bufé
que había en frente de la caseta de la piscina, una especie de
bar improvisado que consistía básicamente en grandes cubas de metal llenas
de hielo y de bebidas. Si pensaba superar aquella noche, necesitaría
alcohol. Mucho alcohol.
—¡Peter!
—balbuceó Ryan Mason —. El hombre ha llegado. Ya estaba borracho.
Le saludé
con la cabeza y cogí una botella de cerveza que estaba escondida bajo
los cubitos de hielo.
—Así se
hace, colega. A beber. Ya no tienes que impresionar a la chica buena, ¿eh?
- —voceó Ryan desde la piscina. Estaba tumbado sobre un flotador con una
muchacha acurrucada a su lado.
No respondí
a su estúpido comentario. Como si a Euge le importase algo así. ¡Pero si me
había dejado por Nico! Abrí la botella, tiré la chapa al cubo de reciclaje
y tomé un buen trago de cerveza. El líquido frío no me hizo sentir mejor, pero
al menos sabía bien.
Me di la
vuelta para entrar en la casa, pero sólo había dado un par de pasos cuando se
abrieron las puertas de cristal y salieron Euge, Nico y Lali.
Mierda,
tendría que haberme quedado en casa. Euge saludó a Mery y se llevó a Lali hasta
donde estaba su amiga. Nico y yo nos miramos, y él caminó tranquilamente hasta
llegar a mi lado.
—No pensaba
que fueses a venir — me dijo a modo de saludo. Me encogí de hombros y alcé
la botella que tenía en la mano.
—Cerveza
gratis.
Sus ojos no
se apartaron de Euge mientras ella parloteaba alegremente con las otras chicas.
El diminuto pareo que llevaba encima del biquini dejaba poco a la imaginación.
Nunca se había vestido así cuando salíamos juntos. Seguramente había sido otro
de sus intentos de ser perfecta para mí. Vaya mierda.
—Más te vale
que sea Lali a la que estás repasando —me advirtió Nico. Me fijé en Lali y me
sorprendí al ver que llevaba un par de pantalones diminutos. No tenía las
piernas bronceadas como Euge, pero eran largas bien torneadas, igual
que las de su prima. El tono único y cremoso de su piel era
delicado. Mi mirada ascendió por su cuerpo y observé que sus caderas se
ensanchaban justo por debajo de su estrecha cintura, completamente visible a través
de la camiseta sin mangas que se había puesto encima del biquini.
—Creo
que le gustas —la voz de Nico irrumpió en mis pensamientos. Aparté la mirada de
los rizos cobrizos de Lali y miré a mi hermano.
—¿Qué?
—A Lali. Ha
preguntado por ti esta tarde. Quería saber si vendrías —Nico hizo una mueca de
suficiencia—. Creo que está colgada del quarterback.
Volví a
fijar mi atención en Lali a la vez que ella miraba de reojo por encima del
hombro, y nuestras miradas se cruzaron. Se quedó paralizada, como si le
resultara asombroso que la estuviese observando. La prima de Euge no era nada
fea y sí muy dulce.
Tomé otro
trago mientras jugueteaba con la idea de hablar con Lali para sacarme a Euge de
la cabeza.
—Te lo
dije —dijo Nico en tono divertido. Puede que tuviera razón. Los labios de Lali dibujaron
una pequeña sonrisa y recordé lo suaves que eran. El beso que nos dimos había
sido espectacular.
Lali
Nico
apoyó las manos en la parte inferior de la espalda de Eugenia en un gesto
territorial mientras la guiaba hacia las escaleras. Observé cómo se debatía entre
el deseo de irse con su novio y el deber de quedarse conmigo.
—No puedo
dejar sola a Lali —le susurró a su chico.
—Lali ya es
mayorcita y no le importará que te escabullas unos minutos... o un poco más. –
levantó la cabeza y me sonrió. —No te importa, ¿verdad que no, Lali?
No me
apetecía nada cabrear a Nico admitiendo
que no quería quedarme sola. Negué con la cabeza y me obligué a sonreír.
—Mmm, no, no
pasa nada. Id a hacer lo que... sea.
Nico volvió
a mirar a Euge.
—Por favor,
ven conmigo. —Su voz sonaba ronca y sus ojos se habían vuelto oscuros y
suplicantes. Era imposible que Euge le rechazase.
—Vale
—susurró, sin molestarse en mirarme. Observé cómo él la llevaba escaleras
arriba. Imaginé que no iban a acostarse en casa de Mery. Sacudí la cabeza y me
dirigí afuera. Pensé que tal vez Peter estaría solo y yo tenía que ser capaz de
reunir el valor necesario para hablar con él. Antes de que llegase a la
puerta, el chico de mis sueños entró. Tenía los ojos vidriosos y el pelo, que normalmente
llevaba perfectamente peinado, estaba revuelto. Me detuve y le observé
mientras su mirada barría la habitación hasta encontrarse con la mía. Sus
labios dibujaron una sonrisa lenta y se acercó a ritmo tranquilo. ¿Se tambaleaba
un poco o eran imaginaciones mías?
Uyuyyy haber que pasa!! Jeje
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