viernes, 1 de agosto de 2014

Curando al corazón - cap. 9





Peter

Después de que me dejase en casa, me di una buena ducha caliente y me arrastré a la cama. Por suerte, ninguno de mis padres vino a ver cómo estaba. Me había librado de que me pillaran llegando a casa hecho un desastre. Mi madre no soportaría verme así. Yo siempre había sido el chico bueno. Nunca les había dado ninguna excusa para no confiar en mí. Y mira de qué me había servido. Me subí la sábana hasta la cintura y repasé mentalmente el ataque de nervios que le había dado a Euge en la fiesta. Se había enfadado. ¿Por qué? ¿Por qué me estaba pegando el lote con Lali, en público? Sólo nos habíamos besado. De acuerdo, había sido un beso bastante impresionante y la chica tenía una piel increíblemente suave. Su cabello olía a flores y, antes de que nos interrumpieran diciéndonos que buscáramos una habitación, había estado pensando en lo mucho que deseaba probar la piel de su cuello. El pulso le iba a cien bajo mis labios y aquel momento había sido embriagador..., no se parecía a nada que hubiese experimentado antes. Euge lo había frenado en seguida. Se puso furiosa, casi demasiado. ¿Estaba... celosa? ¿Era posible? Yo no había salido con nadie desde que rompimos. Nunca me había visto con otras chicas..., y menos pegándome el lote de esa manera. Pero... celosa..., tal vez. Las comisuras de mis labios formaron una pequeña sonrisa y alargué la mano para coger el móvil.
Yo: 
Por favor, dile a Lali que siento haberme emborrachado y comportado como un imbécil.
Apreté el botón de enviar y esperé a ver la respuesta de Euge, que sonó casi de inmediato. Me incorporé y la leí sin dejar de sonreír.
Euge:
Sí, lo has sido. Se lo diré, pero aléjate de ella, Peter.
Estaba celosa. No le gustaba que estuviese interesado en otra persona. Euge quería a los dos hermanos Lanzani bajo su embrujo. Bueno, esto podría acabar siendo divertido.
Yo: 
No puedo hacerlo, Euge. Me gusta mucho.
Pensé que no iba responder cuando se iluminó la pantalla con otro mensaje.
 Euge:
 No quiero que sufra.
Me reí para mí mismo; yo sabía la verdad. Euge no quería compartir mi afecto. Mocosa egoísta.
Yo:
No le haré daño. Quiero pasar tiempo con ella. ¿Me das su número?
 Euge:
 Esta noche no.
Me tumbé en la cama con una sonrisa, pensando que Euge había convertido aquello en un juego demasiado divertido para abandonarlo.



1 comentario :

  1. Jo que pena por lali, bueno a seguir leyendo que está muy interesante jejej

    ResponderEliminar