jueves, 21 de agosto de 2014

Curando al corazón - cap. 31

Bueno amores os dejo otro capítulo, gracias por comentar, Cori no soy buena muahah ;) y ya se vera... ten paciencia :*
 Espero que comenteis. Os Amodoro hermosas!!! <3 <3 <3 




Se abrió la puerta y Lali salió del baño. Sus labios dibujaron una sonrisa forzada cuando nuestras miradas se cruzaron. 
—¿Todo bien? —pregunté, rezando para que me contase qué le ocurría. Pero sólo se encogió de hombros. Mierda. —La, escucha, tenemos que hablar... —empecé, cruzando la habitación por si tenía que suplicar. Sacudió la cabeza. 
—Si son malas noticias, no creo que pueda soportarlo. Dame unas cuantas horas, por favor. – Vaya, que me parta un rayo si el dolor en su voz no me partió en dos. La sujeté contra mi pecho y la mantuve allí. Al principio, estaba rígida como una tabla, pero seguí frotándole la espalda y besándole la cabeza hasta que se relajó me envolvió la cintura con los brazos. 
—No es tan terrible. Pero es urgente —expliqué.
Ladeó la cabeza para mirarme. 
—¿Urgente? 
—Mucho. Alguien podría perder un miembro  si se pasa de la raya. – Lali se apartó, su ceño fruncido era adorable. 
—¿De qué narices estás hablando, Pitt? 
—De que quiero, no, necesito que seamos exclusivos hasta que nos separemos para ir a la universidad. – Lali se quedó boquiabierta y asintió con lentitud. 
—Vale. Me parece bien. ¿Pero por qué iba a alguien a perder un miembro? – Reseguí con el dedo su labio inferior. 
—Porque si alguien te tocase, tendría que arrancarle el miembro culpable. – Se le escapó una risita y me mordió el dedo. Sus ojos me sonrieron como los de una gatita juguetona. 
—¿Así que quieres jugar duro, eh? —la cogí en brazos y la lancé sobre la cama antes de tumbarme encima de ella. Lali separó las piernas, dejando que mis caderas se acomodaran entre ellas. Dios mío, sí, aquí era donde quería estar. Cuando la tenía tan cerca no me importaba nada más. Apoyé una mano a cada lado de su cabeza y la observé fijamente. Sus largas pestañas no llevaban rímel y eran fascinantes. 
—Cierra los ojos —susurré. Lo hizo sin dudar, y yo bajé la cabeza y deposité un beso en cada párpado. Me entretuve en sus pestañas, que se agitaron a causa del contacto. 
—Eres preciosa —dije después devolver a besar sus ojos cerrados y descender para darle un beso en la punta de la nariz y dos más en las comisuras de los labios. Lali alzó las caderas, presionándome, y soltó un gemido adorable. —¿Eso te gusta? —pregunté apretando con más fuerza. 
—Mmm —respondió, asintiendo mientras pestañeaba y echaba la cabeza atrás. La delgada tela de sus pantalones cortos y los míos no proporcionaban una gran barrera entre ambos; sentía perfectamente su excitación. 
—No podemos seguir así —la tensión de mi voz la paralizó. No quería sonar tan severo. Extendí el brazo y le aparté el pelo de la frente. —Estamos en una habitación de hotel, en una cama, solos y casi sin ropa. Te quiero desnuda. Quiero enterrarme en ti.—Con sólo decirlo se me cortaba la respiración. Joder, realmente lo quería. Lo deseaba tanto— A menos que estés dispuesta a que pase, tenemos que frenar un poco.
Lali me miró a través de sus pestañas. Podía leer en sus ojos lo que estaba pensando. Ella también lo deseaba. Lo notaba. Pero después de este fin de semana, yo no merecía que ocurriese. Y Lali también lo sabía. 
—Quizá no estemos listos todavía —respondió al fin. Me aparté a un lado, me tumbé junto a ella y la apreté contra mi pecho. 
—Bien. Podré aguantarlo. – Ella rió y me acarició los labios.
—Pero ¿podemos besarnos? —  preguntó. Incliné la cabeza hasta que mi boca estuvo sobre la suya. 
—Sí, por favor —respondí. 

Lali
 El trayecto de vuelta a Grove pasó rápido, aunque yo dormí la mayor parte. A Agus no le hizo ninguna gracia que yo me sentara delante. Me sentí un poco mal, pero me gustaba saber que Peter me quería cerca. Todos cargaron las cosas en sus coches y se marcharon. Al llegar, Euge se fue directa a la cama, porque seguía bastante débil. Peter cogió mis bolsas, las metió en la casa y se volvió para mirarme. 
—Ven un rato conmigo —dijo, guiándome hasta el porche y cerrando la puerta detrás de mí. 
—¿No estás cansado de conducir? – Negó con la cabeza y me abrazó. Aunque mis tíos no estaban, podían aparecer en cualquier momento. Y no tenía muy claro qué iban a pensar si nos encontraran juntos. 
—Vale. Deja que suba a ver cómo está Euge y bajo en seguida.
—Te espero aquí —dijo, soltándome la mano. Llamé a la puerta de la habitación de mi prima y asomé la cabeza dentro. Estaba acurrucada bajo las sábanas. Cerré la puerta con cuidado y volví a bajar. 
—¿Está bien? —me preguntó cuando salí. 
—Sí. 
—Pues vamos. – Apoyó la mano en mi cintura y me llevó hasta el Suburban. 
—Lo primero es lo primero, tengo que ir a casa a por mi furgoneta. Quiero que te sientes cerca para poder tocarte.
Sonriendo para mis adentros, entré en el coche. Ya había estado antes en casa de Peter, con Eugenia. Éramos pequeñas y nunca llegué a entrar. Lo que solíamos hacer era nadar en el lago que había detrás de su propiedad. Cruzar el jardín dándonos la mano fue un poco angustioso. Sus padres no estaban en casa y me había convencido de que podía entrar. 
—Por aquí —dijo, y con un gesto me indicó que pasara delante y bajara por unas escaleras, que conducían a lo que parecía ser un sótano. 
—¿Por qué quieres bajar ahí? —  pregunté, mirándole por encima del hombro. 
—Ésta es mi cueva. Pasa. – Su cueva..., mmm. Seguí descendiendo y me detuve al final de las escaleras, sin estar segura de qué puerta abrir. Había dos: una a la derecha y otra a la izquierda. Peter alargó el brazo, giró el pomo de la puerta de la derecha y activó un interruptor. Las luces se encendieron y me quedé inmóvil, maravillada, mientras contemplaba la habitación.



5 comentarios :

  1. Vale te perdono el no avisarme pq el capitulo me encanto, pero tienes q subir otrooo para q estes completamente trankila que estas perdonada!!! SUBEE OTRO POR FAAVOOOR!!!! *lloro*

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  2. Juro q me encanto! sube el siguiente ahora PLEASE! :(

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  3. Tienes que subir otro porfa!! Jenu

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