Bueno amores os dejo otro capítulo, gracias por comentar, Cori no soy buena muahah ;) y ya se vera... ten paciencia :*
Espero que comenteis. Os Amodoro hermosas!!! <3 <3 <3
Se abrió la
puerta y Lali salió del baño. Sus labios dibujaron una sonrisa forzada
cuando nuestras miradas se cruzaron.
—¿Todo bien?
—pregunté, rezando para que me contase qué le ocurría. Pero sólo se
encogió de hombros. Mierda. —La, escucha, tenemos que hablar... —empecé,
cruzando la habitación por si tenía que suplicar. Sacudió la cabeza.
—Si son
malas noticias, no creo que pueda soportarlo. Dame unas cuantas horas, por
favor. – Vaya, que me parta un rayo si el dolor en su voz no me partió en dos.
La sujeté contra mi pecho y la mantuve allí. Al principio, estaba rígida como
una tabla, pero seguí frotándole la espalda y besándole la cabeza hasta
que se relajó me envolvió la cintura con los brazos.
—No es tan
terrible. Pero es urgente —expliqué.
Ladeó la
cabeza para mirarme.
—¿Urgente?
—Mucho.
Alguien podría perder un miembro si se
pasa de la raya. – Lali se apartó, su ceño fruncido era adorable.
—¿De qué
narices estás hablando, Pitt?
—De que
quiero, no, necesito que seamos exclusivos hasta que nos separemos para ir a la
universidad. – Lali se quedó boquiabierta y asintió con lentitud.
—Vale. Me
parece bien. ¿Pero por qué iba a alguien a perder un miembro? – Reseguí
con el dedo su labio inferior.
—Porque si
alguien te tocase, tendría que arrancarle el miembro culpable. – Se le escapó
una risita y me mordió el dedo. Sus ojos me sonrieron como los de una gatita
juguetona.
—¿Así que
quieres jugar duro, eh? —la cogí en brazos y la lancé sobre la cama antes
de tumbarme encima de ella. Lali separó las piernas, dejando que mis caderas se
acomodaran entre ellas. Dios mío, sí, aquí era donde quería estar. Cuando la
tenía tan cerca no me importaba nada más. Apoyé una mano a cada lado de su
cabeza y la observé fijamente. Sus largas pestañas no llevaban rímel y eran
fascinantes.
—Cierra los
ojos —susurré. Lo hizo sin dudar, y yo bajé la cabeza y deposité un beso en
cada párpado. Me entretuve en sus pestañas, que se agitaron a causa del
contacto.
—Eres
preciosa —dije después devolver a besar sus ojos cerrados y descender para
darle un beso en la punta de la nariz y dos más en las comisuras de los labios.
Lali alzó las caderas, presionándome, y soltó un gemido adorable. —¿Eso
te gusta? —pregunté apretando con más fuerza.
—Mmm
—respondió, asintiendo mientras pestañeaba y echaba la cabeza atrás. La delgada
tela de sus pantalones cortos y los míos no proporcionaban una gran barrera
entre ambos; sentía perfectamente su excitación.
—No podemos
seguir así —la tensión de mi voz la paralizó. No quería sonar tan severo.
Extendí el brazo y le aparté el pelo de la frente. —Estamos en una
habitación de hotel, en una cama, solos y casi sin ropa. Te quiero desnuda.
Quiero enterrarme en ti.—Con sólo decirlo se me cortaba la respiración. Joder,
realmente lo quería. Lo deseaba tanto— A menos que estés dispuesta a que pase,
tenemos que frenar un poco.
Lali me miró
a través de sus pestañas. Podía leer en sus ojos lo que estaba pensando.
Ella también lo deseaba. Lo notaba. Pero después de este fin de semana, yo no merecía
que ocurriese. Y Lali también lo sabía.
—Quizá no
estemos listos todavía —respondió al fin. Me aparté a un lado, me tumbé
junto a ella y la apreté contra mi pecho.
—Bien. Podré
aguantarlo. – Ella rió y me acarició los labios.
—Pero
¿podemos besarnos? — preguntó. Incliné la cabeza hasta que mi boca estuvo
sobre la suya.
—Sí, por
favor —respondí.
Lali
El
trayecto de vuelta a Grove pasó rápido, aunque yo dormí la mayor parte. A Agus
no le hizo ninguna gracia que yo me sentara delante. Me sentí un poco mal, pero
me gustaba saber que Peter me quería cerca. Todos cargaron las cosas en
sus coches y se marcharon. Al llegar, Euge se fue directa a la cama, porque
seguía bastante débil. Peter cogió mis bolsas, las metió en la casa y se
volvió para mirarme.
—Ven un rato
conmigo —dijo, guiándome hasta el porche y cerrando la puerta detrás de
mí.
—¿No estás
cansado de conducir? – Negó con la cabeza y me abrazó. Aunque mis tíos no
estaban, podían aparecer en cualquier momento. Y no tenía muy claro qué iban a
pensar si nos encontraran juntos.
—Vale. Deja
que suba a ver cómo está Euge y bajo en seguida.
—Te espero
aquí —dijo, soltándome la mano. Llamé a la puerta de la habitación de mi prima
y asomé la cabeza dentro. Estaba acurrucada bajo las sábanas. Cerré la puerta
con cuidado y volví a bajar.
—¿Está bien?
—me preguntó cuando salí.
—Sí.
—Pues vamos.
– Apoyó la mano en mi cintura y me llevó hasta el Suburban.
—Lo primero
es lo primero, tengo que ir a casa a por mi furgoneta. Quiero que te sientes
cerca para poder tocarte.
Sonriendo
para mis adentros, entré en el coche. Ya había estado antes en casa de
Peter, con Eugenia. Éramos pequeñas y nunca llegué a entrar. Lo que solíamos hacer
era nadar en el lago que había detrás de su propiedad. Cruzar el jardín dándonos
la mano fue un poco angustioso. Sus padres no estaban en casa y me había
convencido de que podía entrar.
—Por aquí
—dijo, y con un gesto me indicó que pasara delante y bajara por unas
escaleras, que conducían a lo que parecía ser un sótano.
—¿Por qué
quieres bajar ahí? — pregunté, mirándole por encima del hombro.
—Ésta es mi
cueva. Pasa. – Su cueva..., mmm. Seguí descendiendo y me detuve al final de las
escaleras, sin estar segura de qué puerta abrir. Había dos: una a la derecha y
otra a la izquierda. Peter alargó el brazo, giró el pomo de la puerta de la
derecha y activó un interruptor. Las luces se encendieron y me quedé
inmóvil, maravillada, mientras contemplaba la habitación.
Vale te perdono el no avisarme pq el capitulo me encanto, pero tienes q subir otrooo para q estes completamente trankila que estas perdonada!!! SUBEE OTRO POR FAAVOOOR!!!! *lloro*
ResponderEliminarJuro q me encanto! sube el siguiente ahora PLEASE! :(
ResponderEliminarTienes que subir otro porfa!! Jenu
ResponderEliminarMe encanto :33 sube otra !
ResponderEliminarMe gusta jeej
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