lunes, 18 de agosto de 2014

Curando al corazón - cap. 26

Guapuras ahora el 2º capítulo, lo bueno no dura mucho jeje comentar os quiero ;) y no odieis mucho a Petercín <3



Peter
Abrí los ojos cuando el calor de las primeras horas de la mañana cayó sobre la tienda. Los sucesos de la noche anterior me vinieron a la cabeza, y el cuerpo que se apretaba junto al mío me hizo sonreír. Anoche, Lali Espósito me había hecho ver las estrellas. Cuando se había derretido en mis brazos, estaba convencido de que no había en el mundo nada más sexy. Pero su expresión de asombro, la boca ligeramente abierta en un gesto maravillado mientras me ayudaba con inocencia a desahogarme, fue todavía más sexy: lo más sexy que había visto en mi vida. La apreté contra mi pecho e inhalé la dulce y sutil fragancia de su champú y cerré los ojos. 
—Buenos días —dijo, un poco grogui, mientras se daba la vuelta en mis brazos para mirarme a la cara. Su sonrisa tímida indicaba que sabía que horas antes me había hecho un chico muy feliz. 
—Buenos días —murmuré antes de besarla en la boca con suavidad. Se echó atrás y se la tapó para que no hiciese nada más. 
—Aliento matinal. Tengo que lavarme los dientes —explicó con la mano sobre los labios. 
—Seguro que huele tan bien como el resto de ti —le aseguré, bajando la cabeza y besándola en el cuello antes de olerle la piel de forma exagerada hasta que se la escapó una risita. No me gustaban las risitas, pero la suya era sensual y poco común. Me gustaba..., y mucho. 
—Levantaos; tenemos que encontrar la cascada. Dentro de unas horas hará un calor infernal, y más nos valdrá estar cerca del agua fresca cuando empiece —la voz de Agus resonó por el campamento. Lali se separó de mí y se incorporó. Yo me acomodé y la observé mientras reunía sus provisiones. Me lanzó una sonrisa al bajar la cremallera de la tienda. Vi el sujetador de la noche anterior en el suelo; me incorporé y la agarré del brazo. 
—No puedes salir así —dije en un tono de voz más exigente de lo que planeaba. La idea de que Agus o cualquier otro tipo la viesen con ese top diminuto hizo que me recorriese el cuerpo un sentimiento posesivo. ¡NI EN BROMA!.
—¿Cómo? —frunció el ceño, mirando mi mano sobre su brazo. Recogí el sujetador y lo balanceé en el aire delante de ella. 
—Tienes que ponerte esto. – Llevaba su ropa en la mano. 
—Me voy a poner el bañador, así que no necesito el sujetador. 
—Mmm, sí que lo necesitas. No saldrás de esta tienda con el pecho tapado sólo con ese pedazo tan fino de algodón. – Sus labios dibujaron una sonrisa y me arrebató el sujetador de la mano. 
—Bueno, vale. ¿Vas a mirar mientras me lo pongo? 
—Claro que sí —respondí, sonriendo y alargando el brazo para quitarle la ropa de las manos— O aún mejor, te lo puedo poner yo.
Lali respiraba entrecortadamente cuando gateé hasta ella y me dispuse a levantarle la camiseta para sacársela. Levantó los dos brazos y la fui subiendo poco a poco, disfrutando de la vista. Siempre había tenido debilidad por los pechos y los de Lali eran hermosos y grandes. No pude contenerme y la acaricié un poco. Soltó un grito ahogado que me hizo olvidar que nos estaban esperando fuera de la tienda. Su respiración rápida y agitada tenía un efecto muy positivo sobre su pecho. 
—Ponme el sujetador, Peter. – Levanté la vista y la miré a los ojos. Estaba tan excitada como yo. Los dos íbamos a explotar si seguíamos así. Quería estar dentro de ella. Lo deseaba mucho. 
—Bien —respondí, obligándome a deslizarle las tiras del sujetador por los brazos y los hombros. Le cubrí los pechos con reverencia con las copas de satén, ajustando el cierre. 
–Mmm, ah..., vuelvo en seguida —  balbuceó casi sin aliento. Únicamente fui capaz de asentir.

La cascada estaba sólo a ocho kilómetros, y era una suerte porque si escuchaba una queja más de Heidi, me volvería loco. Busqué a Lali con la mirada y la encontré sentada en una roca, junto a Euge. Me dediqué a observarlas. La risa de Euge siempre me hacía sonreír. Oírla resonar sobre el agua mientras las dos primas charlaban alegremente me hacía sentir que todo estaba bien. Eugenia había sido la dueña de mi corazón durante tanto tiempo que, incluso después de su traición, si me lo hubiese pedido la habría aceptado de nuevo a mi lado, sin hacer preguntas. Por mucho que quisiera a mi hermano, no estaba seguro de que, a día de hoy, no lo hiciera. Mi mirada se posó en Lali, que ahora estaba hablando. Su ademán de felicidad me hizo sentir como un rey. Había estado de un humor excelente toda la mañana, resultaba agradable saber que era gracias a mí. El recuerdo de lo que había experimentado con ella la noche anterior superaba de lejos todo lo que había vivido con Euge. No estaba seguro de cómo me sentía al respecto. Eugenia me poseía. Hubiese removido cielo y tierra para hacerla feliz. Con Lali era distinto. Disfrutaba de su compañía y estar con ella resultaba excitante. Pero yo sabía qué se sentía al amar, y mis sentimientos por Lali ni siquiera se aproximaban a aquello. Lo que sentía por ella era más intenso, pero sólo en lo físico. La idea de dejar de verla tras el verano no me dolía tanto como cuando pensaba en lo lejos que estaría de Euge. 
—Está como un tren. Si te aburres y quieres intercambiar compañeras de tienda, me avisas. – Levanté la cabeza de golpe para fulminar a Agus con la mirada, que observaba a Lali con una sonrisa de suficiencia. 
—¿Qué has dicho? —pregunté, cerniéndome sobre él. Cerré los puños, preparado para vapulearle si se atrevía a repetir su grosería. 
—Alto, Peter, cálmate, tío. Sabes que no hablaba de Euge, ¿no? —Agus levantó las dos manos y retrocedió. 
—Sé de quién hablabas y te recomiendo que le quites esa mirada de pervertido de encima. No está disponible. 
—Vaya, vaya, vaya, ¿qué demonios has hecho, Agus? Creo que nunca había visto a Peter tan dispuesto a apalear a alguien que no fuese yo —comentó Nico en un tono lánguido y divertido.
—Cállate —le espeté sin mirarle. 
—No lo sé. Se le ha ido la olla. Sólo he hecho un comentario sobre Lali. La última vez que habló de ella, sólo era una «distracción». No sabía que iba a ponerse en plan territorial— respondió Agus, mirando a mi hermano por encima de mi hombro. Su mirada pedía ayuda descaradamente y eso aún me cabreó más.
—Tiene razón, tío. Déjalo. Te has estado refiriendo a Lali como una distracción durante más de una semana. Si has cambiado de opinión, mejor será que se lo hagas saber a todos. – Detestaba que Nico tuviese razón. El neandertal era él, no yo. Se suponía que no tenía sentido común. Me quité la camiseta y la arrojé sobre las rocas antes de sumergirme en el agua. Necesitaba estar cerca de Lali. Era lo único que podía calmar la violenta tempestad que bramaba en mi interior.

Lali
Quería ducharme antes de dormir. Estaba agotada. Me lo había pasado bomba, pero entre el calor, nadar y el senderismo, se me cerraban los ojos. Enchufé el teléfono para cargarlo en el pequeño estante que había encima del lavamanos de los baños. Después fui a lavarme. Euge dijo que le dolía la cabeza que quería tumbarse un rato antes de ducharse. Heidi y Mery dijeron que estaban demasiado cansadas para caminar hasta las duchas. Estaba ansiosa de volver con Peter. La esperanza de pasar otra noche como la anterior había estado en mi mente todo el día. Eugenia había mencionado mi sonrisa boba, y cuando me preguntó por qué estaba tan atolondrada le di una respuesta ambigua. Aunque estaba bastante segura que ya lo había adivinado.
Después de ducharme, me sequé y me puse la camiseta de tirantes, esta vez sin sujetador, y los pantalones cortos de rayas rosas que había traído para dormir. Podía llevarla la ropa sucia delante de la camiseta, así Peter no se daría cuenta de que había estado sin sujetador fuera de la tienda. La reacción posesiva de esta mañana, al verme salir de la tienda sin sujetador, me había sorprendido. Nadie había sido posesivo conmigo. Quizá la respuesta más saludable hubiese sido mantenerme firme y obligarle a aceptar que yo era una persona independiente. Pero no lo hice. Quería que me deseara. Al coger el móvil vi que tenía varias llamadas perdidas y unos cuantos mensajes de texto. Suspirando, me dispuse a revisarlos y vi que mi padre me había llamado dos veces. Mi madre había llamado quince veces y ambos habían dejado varios mensajes. Tenía que devolverle la llamada a uno de los dos, como mínimo. Mi madre me tendría al teléfono una eternidad y yo me moría de ganas de regresar a la tienda. Así que busqué el número de mi padre y esperé a que sonase. 
—Por fin. ¿No tienes cobertura? Te he llamado varias veces.
—Hola, papá. Lo siento, aquí la cobertura es un asco. 
—Me alegro de que por fin hayas recibido mis mensajes y me hayas llamado. Tengo que hablar contigo de la boda. Ha habido un cambio de planes. 
—Vale... 
—La abuela de Shandra vive en la costa de Carolina del Sur. Es bastante adinerada y su casa es un monumento histórico. Se la ha ofrecido a Shandra para la boda.—Hizo una pausa, a la espera de mi respuesta. No respondí. —¿Sigues ahí? 
—Sí, papá. Te escucho. 
—Ah, vale, bien. Costará bastante más de lo que teníamos planeado. Además, los familiares que la abuela de Shandra insiste en invitar vendrán de todo el país. La casa estará a rebosar. – Seguía sin estar segura de por qué me estaba explicando sus planes de boda, dado que no me parecían un asunto muy urgente. —No hay espacio para ti en la casa. No puedo obligar a la abuela de Shandra a darte una habitación cuando ya se está mostrando tan generosa. Además, el coste del viaje me está ajustando el presupuesto. Pagar tu vuelo y tu habitación de hotel me resulta imposible. A ver, te quiero allí conmigo, pero no creo que pueda permitírmelo. – Me apoyé en la pared y cerré los ojos. Me brotaron las lágrimas y me restregué los ojos frenéticamente. No iba a llorar por esto. No iba a llorar. 
—Vale. Muy bien —dije a través del nudo en mi garganta. 
—¿Lo comprendes, verdad? – Se iba a gastar toda su pasta en casarse con la chica con la que iba a empezar una nueva familia. Y no tenía dinero para pagar el billete de avión a su primera hija, para que estuviese con él en su gran día. Por mucho que me doliese, era algo con lo que podía vivir. Pero sabía que lo que me estaba diciendo en realidad era mucho peor. Una nueva esposa, una nueva casa, una gran boda, un nuevo bebé... Mi padre no me ayudaría con la universidad. Ni siquiera tenía el valor de pedírselo. Si me fallaba o me decepcionaba una vez más, no sé si podría soportarlo. 
—¿Lali? 
—Sí, vale, papá. Lo comprendo. 
—Sabía que lo harías. Shandra estába preocupada por si te enfadas. Le he dicho que no te pareces en nada a Caroline y que no le darías demasiada importancia. 
—Tengo que colgar. No quiero gastar toda la batería. 
—Sí, claro. Bueno, diviértete y disfruta del verano. Quizá pueda arreglármelas para venir de visita en otoño. ¿Por qué universidad te has decidido, al final?
Iría a la universidad pública. Mi padre tenía una nueva familia. 
—Tengo que irme, papá —respondí y colgué. Me resbalaban las lágrimas por la cara y sentí que mi resolución de no permitir que mis padres volviesen a herirme se fundía. ¿Cuánto iba a tener que aguantar antes de desmoronarme? Esconder todo esto en mi interior me estaba reconcomiendo. Necesitaba que alguien me escuchase, que me abrazase mientras lloraba. Por una sola vez, deseaba ser el centro de atención... Necesitaba a Peter. Me mojé la cara con agua y me sequé las lágrimas. Él era el único con el que quería hablar.
Cogí mi bolsa, metí el teléfono dentro y salí. Peter me estaría esperando. Me escucharía. Justo cuando puse los pies en el sendero que conducía a nuestro campamento, apareció corriendo. En cuanto le vi, me sobrevino una sensación de alivio. Pero duró poco. Su expresión seria me sorprendió. 
—Peter... —empecé a decir, pero pasó de largo en dirección a los baños. 
—¡Ahora no tengo tiempo, Lali! — gritó. Me quedé pasmada, incapaz de moverme. Al cabo de unos segundos, salió corriendo de los baños con un trapo empapado y un ademán resuelto en lacara. Su mirada me dejó atrás, como si yo no estuviera. Cuando pasó por mi lado, alargué la mano y le agarré el brazo. Estaba empezando a asustarme. 
—¿Qué pasa? —pregunté. 
—Lali, suéltame. Ahora mismo no puedo hablar. Euge me necesita.

6 comentarios :

  1. Chiquillas mías os respondo a vuestra dudilla, SÍ nuestro querido Peter en esta novela es virgen <3 <3 <3

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  2. Los capitulos geniales me encantaron, pero no nos puedes dejar así tienes que subir otro capítulo!!! Jenu

    P.D: Me encanta cuando Peter es posesivo con Lali :)

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    1. Jenuuuuu! que te perdí la pista jajaja loquita ya te hablo por whatssap y sí a mí también me encanta cuando es así <3

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  3. Wuuuuo q bonito Peter es virgen uuu pero lo kiero matar pobre lali encima de q su padre es una cabron de mierda va pit y la caga :( pero aun así me fascino el capi :]

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  4. Aiii q lindo nuestro pit virgen :') q boludo q sos pit ya podes remarla cn la q t acabas de mandar ... atte;maria

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  5. El padre idiota un novio tonto Jolin donde acabará pobre lali

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