domingo, 17 de agosto de 2014

Curando al corazón - cap. 24





 Hola chicas! gracias por comentar y bueno ya os avisaré por twitter ;) Aviso que este capítulo es un poco hot, aunque el siguiente es aún más jaja ;)

— ¿Qué haces aquí? ¿Escapar de las quejas de Agus? 
—Estoy echando un vistazo — respondí. Nico se puso a mi lado. Por mi visión periférica, vi que estaba mirando en la misma dirección que yo. 
—Pareces feliz con Lali. Euge dice que le gustas mucho. – La advertencia en su voz era evidente. Si hacía daño a Lali, hacía daño a Euge, y eso Nico no lo iba a permitir. 
—Lali es fantástica. Y conoce perfectamente mi situación. Pronto llegará agosto y yo me iré a Florida y ella se marchará a... donde quiera que se marche. – Nico giró la cabeza para mirarme. 
—¿No sabes ni siquiera a qué universidad irá? 
—No. No ha surgido en nuestras conversaciones. – Nico sacudió la cabeza con incredulidad. 
—Antes, no hace mucho, eras el bueno. Te preocupabas por los sentimientos de todo el mundo. Era hasta ridículo lo educado y atento que eras. Has cambiado, Peter. No puedo creer lo que estoy diciendo, pero echo de menos a ese tío. Siempre le admiré. No podía enorgullecerme de mis decisiones, pero siempre estaba tan orgulloso de las tuyas, joder. – La ira que había brotado a la superficie desapareció con su última frase. Nico se dio la vuelta y regresó al campamento, dejándome solo para pensar en lo que acababa de decirme. Saber que se sentía orgulloso de mí hizo que me ardiesen los ojos. Nunca hubiese imaginado que mi hermano, el tío duro, estuviese dispuesto a admitirlo.

Lali
 Estaba sentada sobre mi saco de dormir, comprobando los mensajes que habían aparecido en mi móvil por arte de magia en cuanto llegamos a los baños. La cobertura en la jungla no era precisamente buena, que digamos. Pero en los baños había wi-fi, un hecho tan sorprendente como curioso, y ahora tenía un montón de mensajes por leer.
Peter, Nico y Pablo estaban apagando el fuego y asegurándose de que las provisiones pasaban la noche a buen recaudo. Nos habíamos sentado en torno a la hoguera y habíamos asado salchichas y nubes. Peter había traído algunas cosas frías en la heladera.
Papá: Por favor, llámame, cariño. No puedo contactar contigo. 
Papá: He llamado a casa. Sarah me dijo que estabas de acampada. Ten cuidado llámame lo antes posible.
Aún no estaba preparada para hablar con él. Le llamaría cuando llegase a casa de Euge, pero por ahora necesitaba un poco más de tiempo.
Mamá: ¿Por qué no me dijiste que la zorra estaba preñada? 
Mamá: NO quiero que vayas. Tu padre te está destrozando la vida. Ignórale. Puede pudrirse en el infierno. 
Mamá:¡No le llamas! Sarah dice que ha llamado preguntando dónde estabas. ¡no me dijiste que estabas saliendo con PETER LANZANI! ¡Me alegro tanto por ti!
Por fin había conseguido algo que era de Euge. Mi madre adoraba a mi prima, y durante la mayor parte de mi vida había tenido que oír lo perfecta que era Euge y lo maravilloso que sería si me pareciera más a ella. No me sorprende que fuese tan cruel con Euge, cuando éramos pequeñas. Sacudí la cabeza y borré el resto de mensajes de mi madre sin leerlos.
Cande:¿Ya sabes qué hacer con lo de la universidad? ¿Has hablado con tu padre del dinero? 
Cande: Puedes ignorarme, pero cuando estés atrapada en nuestra vieja ciudad de siempre, cogiendo el tren para ir a la universidad pública mientras los demás están disfrutando de la verdadera experiencia universitaria... ¡Desearás haber hecho alguna cosa!
Estaba en lo cierto. Tenía que hablar con mi padre sobre el dinero que necesitaba. Aunque había conseguido una pequeña beca, si iba a la universidad fuera del estado iba a necesitar ayuda económica. Me habían aceptado y la matrícula estaba pagada, pero a causa de los ingresos de mi padre no podía obtener más dinero. No había solicitado los préstamos a tiempo y ahora necesitaba ayuda. La lona de la tienda se abrió, y Peter entró con una sonrisa. 
—¿Me estabas esperando? – El corazón me empezó a palpitar y las preocupaciones sobre la universidad quedaron a un lado. 
—Sí.
—Perdona el retraso, pero he tenido que cazar a todos los osos hambrientos que rodeaban la tienda —dijo en tono burlón. Iba a contestarle cuando se quitó la camiseta y su bien definido pecho hizo acto de presencia a escasos centímetros de mi cara. Tragué saliva con fuerza y me concentré en respirar con normalidad. Sus abdominales eran tan perfectos que parecían de mentira. Le había visto sin camiseta, pero nunca tan cerca. Sus pantalones cortos de camuflaje colgaban de sus caderas, que sorprendentemente también estaba bien definidas. Una pequeña zona de pelo negro que bajaba desde su ombligo hasta perderse dentro de sus pantalones me hizo tragar saliva. De repente, noté que hacía muchísimo calor en la tienda, pensé que necesitaba un buen chorro de agua fría o un abanico para refrescarme. 
—Lali —la voz de Peter interrumpió mis pensamientos y aparté los ojos de su tentador estómago para mirarle a la cara. Oh, no. Me lamí los labios en un ademán nervioso, intenté pensar una respuesta, pero él me estaba ayudando a tumbarme y en cuestión de segundos me besó. Sus labios eran más cuidadosos de lo que indicaba su mirada. Solté un grito ahogado cuando noté su pecho desnudo presionando la fina tela de mi camiseta de tirantes y su lengua dentro de mi boca provocando, saboreando y volviéndome loca. Necesitaba sentirle. Deslicé las manos por sus brazos, notando cómo los flexionaba. Disfrutaba de una agradable sensación de poder: el efecto que tenía en él una simple caricia, y seguí explorando su musculosa espalda. Rocé sus apetitosos abdominales con las uñas, arrancándole un gemido. Su boca abandonó la mía y dejó una estela de besos desde mi mandíbula hasta el cuello. Cuanto más se acercaba a mi pecho, más agitada se tornaba mi respiración. Apoyándose sobre un brazo, resiguió el escote de mi camiseta con la mano, observándome con atención. Sabía que estaba esperando a que le diese permiso para seguir adelante y aunque tenía claro que permitirle continuar no era una buena idea, no pude negarme. El anhelo que brillaba en sus ojos era imposible de rechazar. Temiendo que no me saliese la voz, le respondí arqueándome un poco en respuesta a su caricia. Se le abrieron los ojos en señal de sorpresa y luego adoptaron un brillo vidrioso cuando bajó la cabeza. Clavó su mirada en mí mientras presionaba los labios sobre mi escote. Sus ojos verdes me mantuvieron hipnotizada cuando sacó la lengua con un movimiento rápido y lamió la curva de mi pecho y después siguió adelante hasta al pequeño pliegue entre ambos senos. Una mano se deslizó por debajo de mi camiseta y subió por mi estómago dejando un sendero abrasador a su paso hasta que se detuvo debajo de mi sujetador. Se me escapó una especie de quejido y eso fue el único estímulo que Peter necesitó. Su mano acarició el encaje de mi sujetador hasta que encontró el cierre y lo abrió con un chasquido. Cerré los ojos con fuerza al sentir que mis pechos se liberaban. Nunca me habían tocado así. Cuando me tocó el pecho, casi di un salto. El escalofrío que me recorrió el cuerpo entero me sorprendió. Peter me subió la camiseta con lentitud. Si pensaba detenerlo, éste sería el momento idóneo. Abrí los ojos para decir algo, pero sus pupilas dilatadas y su expresión de asombro me paralizaron. En lugar de decir nada, me erguí un poco y alcé los brazos para que me quitara la camiseta y el sujetador. Había llegado el momento…








7 comentarios :

  1. Habia llegado el momento de que? De cortar la novela aqui??!!! Subee el otroo hoyy pleasee naay... que sabes que te quierooo!!!!

    ResponderEliminar
  2. Subí otroooooooooo no nos dejes asi #queremosotrocap soy maria

    ResponderEliminar
  3. Hermoso capi Nayla tienes que subir lo mas pronto posible. Espero estes bien un beso guapa

    ResponderEliminar
  4. Me ha encantado el capitulo, pero tienes que subir otro ya!!
    Jenu

    ResponderEliminar
  5. Dale nay mañana nos debes 2capitulos recordalo sos una guacha x dejarnos asi pero te keremos igual jiji ^_^

    ResponderEliminar
  6. Madre del cordero aún no lali aún noooo jejeje

    ResponderEliminar