miércoles, 13 de agosto de 2014

Curando al corazón - cap. 18



Bueno chiquillas ahí os va un nuevo capítulo ;) 

Lali

 La música sonaba en algún lugar a lo lejos y yo giraba en círculos, buscándola. Antes de caerme dando volteretas por un acantilado y precipitarme a una muerte segura, abrí los ojos. Miré al techo. Ahora la música sonaba mucho más alto. Pitbull me estaba avisando de que me llamaban. Con un gruñido, alargué la mano para coger el teléfono que tenía sobre la almohada de al lado. Me había ido a dormir con la esperanza de recibir un mensaje de Peter, pero el mensaje no llegó. ¿Por qué me estaba llamando mi madre a las siete y media de la mañana? 
—¿Mamá? 
—Hola, cielo. Siento despertarte, pero quería hablar contigo antes de que lo hiciese el imbécil de tu padre. Tienes que enterarte de esto por mí, no por él. No siente ni una gota de compasión por los demás. Va por el mundo hiriendo a la gente y haciendo lo que le da la gana. Es un egoísta. No te ha llamado, ¿verdad? Porque si ya te ha llamado, voy a subirme al primer avión con destino a Nueva York y le daré...
—Mamá, ¿puedes decirme qué pasa, por favor? —me incorporé en la cama mientras ella seguía despotricando sobre mi padre. Era su pasatiempo favorito: inventar nuevos insultos para el que un día fue su marido. 
—Lo siento. Me he dejado llevar. Tu padre se va casar, Lali, con esa putilla nueva suya —dijo con un suspiro. Me había preparado para algo así, quizá no tan pronto, pero sabía que se había mudado para estar más cerca de una mujer a la que había conocido durante un viaje de negocios. Pensaba visitarle una semana durante el verano, si él tenía tiempo. Era patético que tuviese que esforzarse en buscar tiempo para pasarlo conmigo, pero al fin y al cabo era mi padre. Hasta el año pasado, habíamos vivido en la misma casa. Aunque al principio le odiaba, con el tiempo quise recuperar mi relación con él.
—Vale... —empecé, intentando filtrar mis palabras con cuidado para hablar con mi madre. Se volvía loca si le defendía. A mí tampoco me gustaba que me recordase que también me había abandonado. Sabía lo que había hecho.
El día que firmaron los papeles me dijo que se había quedado con ella hasta que fui mayor. Planeaba dejarla en cuanto yo fuese a la universidad, pero a causa de algunos imprevistos tuvo que marcharse un poco antes. Dijo que nada de eso era culpa mía. Que me quería y que estaba orgulloso de mí. Necesitaba creerlo. Me aferré a ello esa noche, tumbada en la cama oyendo llorar y gritar a mi madre mientras lanzaba cosas a la otra punta de la habitación. —Sabíamos que iba en serio cuando se mudó allí para estar con ella. ¿Cuándo planea casarse? 
—¡Te aseguro que yo no esperaba que tu padre, con cuarenta y siete años, se casara con una zorra de veintitrés! ¿Qué pensará todo el mundo? Destrozará nuestra reputación. La gente lo descubrirá y hablará. No podrás poner un pie en la ciudad sin que susurren a tus espaldas. Esto nos arruinará, Lali. ¡Nos arruinará! 
—¿Veintitrés? —me encogí un poco al oírlo. ¿Qué hacía mi padre prometido con una chica sólo cinco años mayor que yo? Era simplemente... repugnante. Mi madre siguió despotricando e insultando a mi padre mientras yo permanecía sentada mirando al frente. El mensaje «El hogar está donde reside el corazón» estaba enmarcado y colgaba de la pared azul, burlándose de mí. ¿Hogar? ¿Qué hogar? ¿La casa de mi madre, donde nunca había paz? ¿El apartamento de mi padre en Manhattan? Medía unos ciento cincuenta metros cuadrados y se iba a mudar con su nueva esposa, de edad universitaria. Empecé a llorar cuando noté el olor a café que venía del pasillo. Oía a mi tía y mi tío charlando alegremente y también sentí el aroma del beicon friéndose. Éste era mi hogar. El hogar que nunca había conocido.  
—¿Me has oído, Lali?
Me sacudí de encima el sentimiento de autocompasión que empezaba a invadirme y me aclaré la garganta. 
—Lo siento, mamá, ¿qué decías? 
—Quiere que vayas a Nueva York  para la boda. ¿Te lo puedes creer? Mi niña en Nueva York. Le dije que no. Que no ibas a querer asistir a esa ridícula boda, pero él insistió en que quería hablar contigo. Prepárate para su llamada. La pequeña perra quiere queseas dama de honor. ¡Pero si ni siquiera la conoces! 
—Vale, mamá. Gracias por avisarme. Tengo que colgar. Te llamo luego. Euge me está esperando para salir a correr.
Mi madre se tragó la mentira y yo me dejé caer otra vez sobre la almohada. ¿Podían empeorar las cosas? El teléfono fijo sonó y oí contestar a mi tía. No tuve que escuchar para saber que era mi madre contándoselo todo. Sabía que mi tía me cubriría las espaldas si mi madre mencionaba lo de salir a correr con Euge. Ella me entendía. Siempre lo había hecho. Me acurruqué otra vez bajo las sábanas y cerré los ojos. Por ahora, podía fingir que éste era mi hogar, que estaba en un lugar seguro y feliz. Al entrar en la cocina varias horas después, el vago aroma del beicon seguía en el aire. Euge estaba de pie en pijama junto a la encimera, con el pelo revuelto, sirviéndose una taza de café. 
—Buenos días —dije, deteniéndome junto al armario para coger otra taza para mí. 
—Oh, pero si es mi compañera de deporte. —Su tono de voz burlón me hizo reír. 
—Ah, sí. Perdona. Necesitaba una excusa para colgar. –Ella rió y me pasó el café. 
—No pasa nada. Según lo que ha escrito mi madre, te ha encubierto —respondió, señalando la nota que estaba encima de la barra. Alargué la mano y la cogí. 
 Buenos días, chicas: Espero que hayáis disfrutado de vuestro ejercicio matinal. Tengo que confesar que cuando Caroline llamó esta mañana y dijo que habíais salido acorrer, me sorprendí un poco. Hubiese jurado que las puertas de vuestras habitaciones estaban bien cerradas, y vosotras dentro. Pero no os preocupéis, no he compartido esa información con mi hermana. Está convencida de que habéis disfrutado de una buena carrera antes de volver a casa para comer el beicon y los huevos que os he preparado. Con cariño, Mamá
Sonreí para mí misma y volví a dejar la nota. 
—¿Cómo lo hace tu madre para ser tan genial cuando la mía es una psicópata trastornada? —pregunté,tomando un sorbo de mi café solo. Mi prima no se molestó en negar la locura de mi madre. Me ofreció una mueca triste y se encogió de hombros. 
—¿Por qué te ha llamado tan temprano?
Dejé la taza en la mesa. La verdad es que no quería hablar del tema, pero sabía que comentarlo con alguien que no fuese mi madre me ayudaría a tomar una decisión. 
—Mi padre se va a casar. 
A Euge se le abrieron los ojos como platos y apoyó los dos codos en la encimera, mirándome fijamente durante un momento. Intentaba evaluar mi reacción a semejante noticia. 
—¿Ya te lo esperabas, no? —  preguntó vacilante. 
—Sí, pero no tan pronto y menos con una chica sólo cinco años mayor que yo.
Se quedó con la boca abierta. 
—¿El tío Nolan está prometido con una chica de veintitrés?
Sonaba ridículo, en voz alta. Mi padre no era un hombre atractivo. Sí, le quería, pero era viejo y se estaba quedando calvo. Por no mencionar la tripa que tenía. 
—Es de locos, ¿eh? 
—Sí, es increíble... ¿Estás bien? ¿Te va a llamar? 
No estaba segura de haber estado bien nunca, incluso cuando mis padres vivían en casa. Se peleaban continuamente. Casi todos mis recuerdos incluían escenas en las que mi madre gritaba a mi padre. 
—Estoy bien. Se supone que me llamará hoy. Su prometida... quiere que sea dama de honor. Ni siquiera la conozco. Creo que le preguntaré si puedo ser su padrino, o su madrina. Creo que un esmoquin me sentaría bien. - Euge soltó un suspiro y rodeó la barra para ponerse a mi lado. Me envolvió la cintura con un brazo y apretó. 
—Cuando quieras hablar, despotricar o llorar, estaré aquí. - Los ojos se me llenaron de lágrimas me tragué el nudo que tenía en la garganta. No me gustaba que la gente  pensara que era débil. No estaba acostumbrada a compartir mis sentimientos; me los guardaba dentro y me enfrentaba a ellos a solas. Pero saber que tenía a alguien al lado que se preocupaba por mí significaba mucho, más incluso de lo que podría imaginarse. Apoyé la cabeza contra la suya y contemplamos el patio trasero juntas, en silencio. No había mucho que decir. El simple hecho de tener a alguien junto a mí hacía las cosas mucho más fáciles.







5 comentarios :

  1. me encanta sta nove¡! seguila please q no me puedo aguantar, nena me tenes reenganchada a esta historia jjjj atte_Carla

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  2. Al fiiiin pudee leerlo!! Jajajaajaa mee encanta la novee encerioo!! QUIERO LALITER!

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  3. Hola soy nueva lectora y me encanta esta nove. Me lei todos los caps en un dia y me quede con ganas de mas así que sube otro cap porfavor que no me puedes dejar asi me estoy desesperando al no poder leer mas! Besos guapa

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  4. Holi holi¡ bueno nay cuando pensás subir ah? Dale no seas mala y subinos nuevo capitulo q me tenes cm una acosadora entrando todo el tiempo a tu blog para ver si subiste jjjj
    Por cierto soy maria (:

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  5. Una tras otra lali lali ya se feliz yaaa jejejej

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