Peter
En cuanto
Lali cerró la puerta de la casa de Euge,
saqué el móvil del bolsillo y marqué el número de Nico.
—Sí
—contestó después del tercer tono.
—Necesito
una entrada para el concierto de esta noche, vengo con vosotros.
Nico no contestó en seguida, pero luego soltó un
suspiro.
—La pequeña
Lali te está afectando, ¿verdad? – Me inundó el recuerdo de sus piernas en
mi cintura y tuve que aclararme la garganta.
—La verdad
es que sí.
— Euge le ha
preparado una cita con Gas para esta noche. ¿Lo sabes, no? – Me hervía la
sangre. Sí, lo sabía y pensaba ponerle fin. Gastón quería a Lali sólo para
el verano. En otoño, él se iría a la Universidad de Texas y Lali
a..., bueno, no sabía a qué universidad iría ella, pero también iría a alguna.
Sí, quería poner celosa a Euge, pero la idea de estar con Lali cada vez me
resultaba más atractiva, aunque sólo fuese porque me hacía olvidar. Con ella,
no pensaba en Eugenia.
—Hoy ha
estado conmigo. Me lo debes, Nico. Y mucho. Tengo que estar ahí esta
noche.
—Euge se
pondrá furiosa. No se fía de tus intenciones, y yo tampoco estoy muy
seguro.
—Ya has
visto a Lali. ¿Cómo no me va a gustar? ¿Por qué no iba a querer estar con
ella si está como un tren y además disponible? Necesito una distracción, creo
que será bueno para todos.
Nico se
quedó en silencio por un momento.
—Creo que
las entradas están agotadas, pero Euge compró dos para Leann, que iba a venir
con un amigo. Pero en el último momento la ha plantado y busca a alguien
que la acompañe. Quizá no quiera regalarte la entrada, pero estoy casi seguro
de que te la venderá.
—Todavía
tengo su número. La llamaré. Gracias —no esperé a que respondiese, colgué y me
puse a buscar el nombre de Leann entre mis contactos.
En un
principio, Eugenia nos pidió que fuésemos en vehículos separados porque
Nico y yo conducíamos una furgoneta y Gastón un Jeep. No me gustaba el plan,
porque me dejaba a solas con Leann y a Lali con Gastón. No era la combinación
que quería. Así que tomé prestado el Mercedes de mi madre.
Nadie podía
discutirme que era una idea mejor, excepto quizá Gastón, que no conocía los
detalles. Yo lo hablé con Nico y él convenció a Eugenia. Iba a pedirle a mi
hermano que se sentará detrás, para que Lali y Gastón estuviesen más cerca de
mí, pero la imagen de Nico escondido de todo el mundo junto a Euge hizo que me doliese
el pecho. Así que no dije nada cuando Gastón se sentó detrás, dándole la mano a
Lali. El dolor que me producía pensar en Euge y Nico quedó
sustituido por unos celos abrasadores. Los ojos de Gastón estaban puestos
sobre el pequeño trasero de Lali, que apenas lo tapaba con un vestido de
tirantes.
—Creo que
acabas de gruñir — susurró Leann al pasar a mi lado para abrir la puerta
del copiloto. Arranqué los ojos de Gastón y me dispuse a entrar. Este viaje de
treinta minutos iba a ser interminable.
—Sigues
frunciendo el ceño —se burló Leann. Le lancé una mirada furiosa con la que sólo
conseguí hacerla reír
—Estaba
convencida de que no superarías lo de Euge. Me sorprende —dijo entre dientes, y
movió un poco el espejo para mirar a hurtadillas a Lali y a Gastón.
—Si te sirve
de ayuda, no creo que esté interesada —comentó y cerró el espejo.
—Decide qué
quieres escuchar — fue mi única respuesta a sus comentarios indiscretos. Leann
chasqueó la lengua y sonrió antes de ponerse a buscar una emisora.
—Gastón es un buen chico, sabes. No tiene segundas
intenciones.
Negué con la
cabeza apretando los dientes y le eché una mirada de advertencia.
—Antes eras
tan educado y amable, Peter Lanzani. Has cambiado mucho. Ajusté el retrovisor
para tener a Lali. Me estaba mirando. Mi rabia y mi frustración se derritió cuando
me ofreció una tímida sonrisa. Le guiñé un ojo y devolví la mirada a la carretera,
decidido a que el coche fuera el único lugar donde Gastón pudiera apartarla de
mí. Más le valía disfrutarlo.
—¿Estás
mirando a Euge o a Lali? —preguntó Leann. Me di cuenta de que me había
olvidado de Eugenia. Se me hizo un nudo en el estómago. ¿Qué estaba pensando?
Tenía a Euge justo detrás, sentada al lado de Nico. Apreté con más fuerza el
volante y me concentré en la carretera para dejar de pensar en la chica a la
que siempre querría y en su prima, que conseguía que me invadiese una
bruma de lujuria cada vez que se me acercaba.
—Quizá quieras
ajustar el espejo — la advertencia de Nico me llegó desde atrás. Si al
menos pudiese odiarle. Alargué la mano y moví el espejo para no ver a
ninguna de las chicas y subí el volumen de la canción que Leann había elegido.
Lali
—Me alegro
de que hayas venido conmigo esta noche —dijo Gas, inclinándose ligeramente
hacia mí. Aparté la vista de la nuca de Peter. —Gracias por invitarme
—respondí con la esperanza que no notara demasiado mi decepción. Gastón levantó
la vista y suspiró mirando a Peter.
—No sé por
qué lo hace —susurró —. Lo siento, pero parece que esta noche tendremos
que presenciar otro de los dramas de los chicos Lanzani. Peter nunca será capaz
de olvidar a Euge, aunque está claro que ella sí ha podido. – La sensación
de náusea que me provocaron esas palabras no me sorprendió. Yo había
estado pensando lo mismo, pero oírlo de otra persona era difícil. Estaba tan
segura de que Peter se había fijado en mí, hoy. Pude notar la atracción que
sentía por mí. ¿Pero qué sabía yo de chicos y de sexo? Nada de nada. Si un
muchacho se apretaba contra una chica, seguro que se excitaba. Por lo que sabía
de los hombres, no podían evitarlo. Me arrellané en mi asiento con un suspiro y
crucé las piernas. Mis esperanzas para esta noche se habían desvanecido. Gas se
merecía algo mejor que tenerme toda la noche pendiente de Peter. Al fin y
al cabo, era Gas el que iba a pagarme la entrada y la cena....
Cuando
llegamos al restaurante de la playa, ya había tenido tiempo de
superar mi decepción y de divertirme... un poco. Si tenía que soportar a
Peter mirando absorto a mi prima toda la noche, acabaría vomitando en el baño.
Pero ahora mismo me sentía bien.
—Te
encantará este sitio. Tienen las mejores ostras fritas del mundo —me explicó
Gas mientras subíamos los escalones del restaurante.
—También
puedes comerlas crudas. —La voz de Peter estaba tan cerca de mi oído que
di un respingo. Aparté los ojos del lugar al que nos dirigíamos y me volví para
mirarle. Le tenía a mi lado, lanzándome una sonrisita sexy.
—Compartiré
una docena contigo.
—¿Una
docena? —pregunté, deslumbrada por el perfume tentador de su colonia y el tacto
de sus dedos acariciando los míos.
—Ostras
crudas —respondió arrastrando las palabras.
– Ah, nunca
las he probado. No estoy segura de que me apetezcan —la voz me salió
entrecortada. Cuando se trataba de Peter, era débil.
—Te enseñaré
cómo hay que hacerlo para que entren con suavidad. —Su voz se había vuelto
grave. Sentí la necesidad de abanicarme: de repente hacía mucho, mucho calor.
La brisa marítima no conseguía refrescarme.
—Ah —fue lo
único que pude contestar.
Aiiiii subí ya! Please! Me estoy muriendo por leer el siguiente capi! Atte; Carla
ResponderEliminarCuanto falta para q peter deje de pensar en eeugee???! Quieerooo maas
ResponderEliminarWuuuu Peter no se da cuenta q le encanta Lali o q!!??? Lali no le des bola Q sufra! jjjj QUIERO MÁS! atte: Maria
ResponderEliminar