Amores míos aquí os dejo otro capitulón que a mí me encanta ;) espero que a vosotras también. Comentar, Y ahora a leer!!
En cuanto
Euge aparcó su Jetta en el claro junto al lago de los Lanzani, Peter vino
corriendo hacia nosotras. Tenía el cabello húmedo y echado atrás, le
goteaba agua del cabello. El bañador azul marino que llevaba le
caía por la cintura y dejaba a la vista sus deliciosos abdominales y sus
caderas.
—Estoy
bastante segura de que no viene corriendo a verme a mí—bromeó euge, mientras yo
permanecía sentada observándolo admirada. Reponiéndome de aquella hermosa visión,
abrí la puerta del coche y salí. Al instante, Peter estaba a mi lado.
—Pensaba que
no ibas a llegar — dijo, satisfecho, mientras su mano fría y húmeda
agarraba la mía y me envolvía en un abrazo. Me estaba mojando la ropa, pero no
iba a quejarme.
—Lo siento,
me he quedado dormida —expliqué.
—No te
disculpes. Fue él quien te mantuvo despierta hasta tarde—dijo Euge en tono
burlón mientras se dirigía hacia Nico, que ya venía de camino.
—Lo pasé
bien anoche —informó Peter con voz ronca.
Habíamos ido
a comer algo a Hank’s y después al prado. Anoche no hubo fiesta. Peter se
aprovechó de la ubicación y trajo una manta para los dos, y nos tumbamos a
mirar las estrellas. Le señalé las distintas constelaciones y él intentó meter
las manos bajo distintas piezas de mi ropa mientras fingía escucharme.
Había sido perfecto.
—Yo también
—respondí con una sonrisa. Bajó la cabeza para besarme con delicadeza y
susurró:
—Vamos a ver
si puedo enseñarte a hacer una voltereta en la cuerda. – Negué con la cabeza y
reprimí una carcajada.
—Ni en
broma. Ya lo intentaste una vez y acabé con diez puntos en la cabeza. – Peter
me acarició la nuca con las manos. Tenía una cicatriz de cuando caí sobre una
roca. Tenía diez años y me invadió el pánico. Cuando Peter dijo:«Suelta la
cuerda... ¡ahora!». tardé unos segundos en obedecer. Esos pocos segundos
marcaron la diferencia entre aterrizar en el agua profunda o aterrizar en
la orilla. Nunca volví a probar el columpio.
—Te prometo
que esta vez no dejaré que te hagas daño. Además, tenía diez años, no sabía
enseñar. Ahora he mejorado mucho —me apretó la mano y se la llevó a los labios
antes de guiarme hasta el lago. Las risas y los gritos sonaban altos y claros a
través del agua. Ya había al menos veinte personas. Iba a ser la última fiesta
en el lago antes de que todos fueran a la universidad. Nunca había estado aquí
con más gente que no fueran Peter, Euge y Nico. Las chicas estaban tumbadas en
el embarcadero, los chicos trepaban al árbol para hacer piruetas
peligrosas con la cuerda y ni una sola persona tenía cerveza en las manos. Era
un milagro.
—¿De verdad
no quieres subir a la cuerda conmigo? —preguntó Peter—Yo me sujeto a la cuerda;
tú te sujetas a mí. Sin volteretas.
—¿Me
prometas que no habrá volteretas? —pregunté, estudiándole la cara en busca de
alguna señal de que estuviera mintiendo.
—Prometido
—me aseguró, tirando del dobladillo de mi camiseta para quitármela. Se detuvo y
se la quedó en la mano, mirando fijamente el biquini que me había puesto. Lo
había comprado solamente porque Cande me lo suplicó. No era del estilo que
solía llevar, pero decidí que si iba a acompañar a Peter Lanzani a la fiesta
del lago como su pareja, necesitaría distraerle de las otras chicas en
biquini. Especialmente, de Euge. Cuando vi el biquini rojo que iba a ponerse,
comprendí que tenía que estar a su nivel.
—Mmm,
¿considerarías la posibilidad de volver a ponerte la camiseta? —preguntó y
empezó a ponérmela. Le aparté la mano para que se detuviese.
—No, Pitt,
para.
Dio un paso
adelante y frunció el ceño.
—Este
bañador no tiene mucha tela, Lali. – Eché un vistazo alrededor y me fijé en los
bañadores que llevaban las otras chicas. El mío ni siquiera era el más revelador.
Devolví mi atención a Peter y le quité la camiseta de las manos.
—Se llama
biquini, Peter. Si te fijas un poco, verás que hay muchos. Las chicas
acostumbramos a llevarlos para nadar —mi voz rezumaba sarcasmo.
—Soy
consciente de ello, La, pero no me gusta la idea de que los demás puedan ver
tanto de ti. Esto casi no te tapa nada. Me asusta pensar todo lo que debe de
verse de tu culito sexy.
Ah. Así que
estaba celoso.
—Tengo el
trasero tapado —me di la vuelta y me bajé los pantalones cortos vaqueros.
—Oh, mierda
—gruñó, después alargó la mano y tiró de mí—. Al menos no contonees el trasero
con sólo esos pedacitos de tela tapándote.
No pude
evitarlo. Se me escapó la risa.
—¿Te parece
gracioso? —susurró, poniendo las manos en mi cintura.
—Me parece
divertidísimo —respondí, dándome la vuelta para darle un beso en los labios
fruncidos. Este biquini le tenía muy descontento.
—Venga.
Pensaba que íbamos asaltar de la cuerda. – Su mueca empeoró.
—No sé si es
buena idea. Una de estas tiras diminutas de tela podría caerse al impactar
contra el agua.
Puse los
ojos en blanco, le di la mano y lo llevé hasta el árbol.
—No seas
ridículo, Peter. Vamos.
Mascullando
entre dientes, me siguió. Empezó a trepar detrás de mí. No estaba segura de si
me estaba ayudando o si intentaba que los demás no me vieran. En cualquier
caso, era adorable. Cuando llegamos a la rama, un chico al que no conocía le
tiró la cuerda a Peter, y entonces me di cuenta de que había hablado demasiado
pronto. Estar ahí arriba era terrorífico.
—No mires
abajo —me indicó Peter mientras me sujetaba por la cintura y se colocaba
delante para agarrar la cuerda. Después se puso en cuclillas. —Mantén el
equilibrio agarrándote a mis hombros. Después envuélveme la cintura con las
piernas.
Estudié su
espalda y me pregunté si importaría mucho que bajase del árbol por el camino
seco. Peter se giró para mirarme.
—Vamos, La. Lo
tengo controlado. Todo irá bien.
No estaba
tan segura como él, pero al final me rendí y seguí sus instrucciones.
—Pon unos de
tus brazos debajo del mío. Si te pones así, me vas a
asfixiar —explicó en tono divertido. Eso no se me había ocurrido.
Supuse que era mala idea. La agarré el hombro con una mano y deslicé la otra
bajo su brazo. Estiré ambos hasta que pude cogerme de las manos y asegurar
que estaba bien sujeta.
—Perfecto.
Agárrate fuerte, nena, allá vamos —cuando pronunció la última palabra
ya estábamos volando.
Me facino .
ResponderEliminarSiguela porfa /!
que geniaaaal otro otro otro me encanta cuando peter esta celoso jajajajjaja ,MAS MAS MAS
ResponderEliminarEs tan asjsjdkf cuando pitt es celoso, dale seguiii soy carla
ResponderEliminarQ hermoso capi nay, sube el siguiente pleaseee!
ResponderEliminarMuy lindo así que se ponga muy celoso jejej
ResponderEliminarNAYLA subí capi ya!!!! Please :(
ResponderEliminarAtte; maria