sábado, 23 de agosto de 2014

Curando al corazón - cap. 34



Amores míos aquí os dejo otro capitulón que a mí me encanta ;) espero que a vosotras también. Comentar, Y ahora a leer!!

En cuanto Euge aparcó su Jetta en el claro junto al lago de los Lanzani, Peter vino corriendo hacia nosotras. Tenía el cabello húmedo y echado atrás, le goteaba agua del cabello. El bañador azul marino que llevaba le caía por la cintura y dejaba a la vista sus deliciosos abdominales y sus caderas. 
—Estoy bastante segura de que no viene corriendo a verme a mí—bromeó euge, mientras yo permanecía sentada observándolo admirada. Reponiéndome de aquella hermosa visión, abrí la puerta del coche y salí. Al instante, Peter estaba a mi lado. 
—Pensaba que no ibas a llegar — dijo, satisfecho, mientras su mano fría y húmeda agarraba la mía y me envolvía en un abrazo. Me estaba mojando la ropa, pero no iba a quejarme. 
—Lo siento, me he quedado dormida —expliqué. 
—No te disculpes. Fue él quien te mantuvo despierta hasta tarde—dijo Euge en tono burlón mientras se dirigía hacia Nico, que ya venía de camino.
—Lo pasé bien anoche —informó Peter con voz ronca.
Habíamos ido a comer algo a Hank’s y después al prado. Anoche no hubo fiesta. Peter se aprovechó de la ubicación y trajo una manta para los dos, y nos tumbamos a mirar las estrellas. Le señalé las distintas constelaciones y él intentó meter las manos bajo distintas piezas de mi ropa mientras fingía escucharme. Había sido perfecto. 
—Yo también —respondí con una sonrisa. Bajó la cabeza para besarme con delicadeza y susurró: 
—Vamos a ver si puedo enseñarte a hacer una voltereta en la cuerda. – Negué con la cabeza y reprimí una carcajada. 
—Ni en broma. Ya lo intentaste una vez y acabé con diez puntos en la cabeza. – Peter me acarició la nuca con las manos. Tenía una cicatriz de cuando caí sobre una roca. Tenía diez años y me invadió el pánico. Cuando Peter dijo:«Suelta la cuerda... ¡ahora!». tardé unos segundos en obedecer. Esos pocos segundos marcaron la diferencia entre aterrizar en el agua profunda o aterrizar en la orilla. Nunca volví a probar el columpio.
—Te prometo que esta vez no dejaré que te hagas daño. Además, tenía diez años, no sabía enseñar. Ahora he mejorado mucho —me apretó la mano y se la llevó a los labios antes de guiarme hasta el lago. Las risas y los gritos sonaban altos y claros a través del agua. Ya había al menos veinte personas. Iba a ser la última fiesta en el lago antes de que todos fueran a la universidad. Nunca había estado aquí con más gente que no fueran Peter, Euge y Nico. Las chicas estaban tumbadas en el embarcadero, los chicos trepaban al árbol para hacer  piruetas peligrosas con la cuerda y ni una sola persona tenía cerveza en las manos. Era un milagro. 
—¿De verdad no quieres subir a la cuerda conmigo? —preguntó Peter—Yo me sujeto a la cuerda; tú te sujetas a mí. Sin volteretas. 
—¿Me prometas que no habrá volteretas? —pregunté, estudiándole la cara en busca de alguna señal de que estuviera mintiendo. 
—Prometido —me aseguró, tirando del dobladillo de mi camiseta para quitármela. Se detuvo y se la quedó en la mano, mirando fijamente el biquini que me había puesto. Lo había comprado solamente porque Cande me lo suplicó. No era del estilo que solía llevar, pero decidí que si iba a acompañar a Peter Lanzani a la fiesta del lago como su pareja, necesitaría distraerle de las otras chicas en biquini. Especialmente, de Euge. Cuando vi el biquini rojo que iba a ponerse, comprendí que tenía que estar a su nivel. 
—Mmm, ¿considerarías la posibilidad de volver a ponerte la camiseta? —preguntó y empezó a ponérmela. Le aparté la mano para que se detuviese. 
—No, Pitt, para.
Dio un paso adelante y frunció el ceño. 
—Este bañador no tiene mucha tela, Lali. – Eché un vistazo alrededor y me fijé en los bañadores que llevaban las otras chicas. El mío ni siquiera era el más revelador. Devolví mi atención a Peter y le quité la camiseta de las manos. 
—Se llama biquini, Peter. Si te fijas un poco, verás que hay muchos. Las chicas acostumbramos a llevarlos para nadar —mi voz rezumaba sarcasmo. 
—Soy consciente de ello, La, pero no me gusta la idea de que los demás puedan ver tanto de ti. Esto casi no te tapa nada. Me asusta pensar todo lo que debe de verse de tu culito sexy.
Ah. Así que estaba celoso. 
—Tengo el trasero tapado —me di la vuelta y me bajé los pantalones cortos vaqueros. 
—Oh, mierda —gruñó, después alargó la mano y tiró de mí—. Al menos no contonees el trasero con sólo esos pedacitos de tela tapándote.
No pude evitarlo. Se me escapó la risa. 
—¿Te parece gracioso? —susurró, poniendo las manos en mi cintura. 
—Me parece divertidísimo —respondí, dándome la vuelta para darle un beso en los labios fruncidos. Este biquini le tenía muy descontento. 
—Venga. Pensaba que íbamos asaltar de la cuerda. – Su mueca empeoró. 
—No sé si es buena idea. Una de estas tiras diminutas de tela podría caerse al impactar contra el agua.
Puse los ojos en blanco, le di la mano y lo llevé hasta el árbol. 
—No seas ridículo, Peter. Vamos.
Mascullando entre dientes, me siguió. Empezó a trepar detrás de mí. No estaba segura de si me estaba ayudando o si intentaba que los demás no me vieran. En cualquier caso, era adorable. Cuando llegamos a la rama, un chico al que no conocía le tiró la cuerda a Peter, y entonces me di cuenta de que había hablado demasiado pronto. Estar ahí arriba era terrorífico. 
—No mires abajo —me indicó Peter mientras me sujetaba por la cintura y se colocaba delante para agarrar la cuerda. Después se puso en cuclillas. —Mantén el equilibrio agarrándote a mis hombros. Después envuélveme la cintura con las piernas.
Estudié su espalda y me pregunté si importaría mucho que bajase del árbol por el camino seco. Peter se giró para mirarme. 
—Vamos, La. Lo tengo controlado. Todo irá bien.
No estaba tan segura como él, pero al final me rendí y seguí sus instrucciones. 
—Pon unos de tus brazos debajo del mío. Si te pones así, me vas a asfixiar  —explicó en tono divertido. Eso no se me había ocurrido. Supuse que era mala idea. La agarré el hombro con una mano y deslicé la otra bajo su brazo. Estiré ambos hasta que pude cogerme de las manos y asegurar que estaba bien sujeta.
 —Perfecto. Agárrate fuerte, nena, allá vamos —cuando pronunció la última palabra ya estábamos volando.








6 comentarios :

  1. que geniaaaal otro otro otro me encanta cuando peter esta celoso jajajajjaja ,MAS MAS MAS

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  2. Es tan asjsjdkf cuando pitt es celoso, dale seguiii soy carla

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  3. Q hermoso capi nay, sube el siguiente pleaseee!

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  4. Muy lindo así que se ponga muy celoso jejej

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  5. NAYLA subí capi ya!!!! Please :(
    Atte; maria

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