sábado, 16 de agosto de 2014

Curando al corazón - cap. 23





 Bueno aquí os dejo el último capítulo y comentar, seguirme en twitter, COMENTAR! adiós :*

—Mmm, sí. Bueno, no. Sólo somos amigos —respondí. 
—No sois sólo amigos. Peter no besa a sus amigos. Si lo hiciese, yo estaría en la cola esperando mi turno. He sido amiga suya desde la guardería y no me ha besado ni una vez —contestó ella, poniendo los ojos en blanco. 
—Ah —fue la única respuesta que pude ofrecerle. Era muy temprano y aún no me había terminado el café. Mi competencia verbal no estaba a la altura. 
—Me llamo Heidi. Mery es una de mis mejores amigas. Fuimos animadoras durante los cuatro años de instituto. Agus y yo estamos juntos, bueno, a ratos. Ahora mismo, somos pareja. —Me guiñó el ojo y tomó un sorbo de su termo. —¿Subes o qué? Creo que Agus y yo iremos detrás —hizo una pausa y miró a su alrededor—. A menos que prefieran ir Nico y Euge allí. No estoy de humor  para soportar una maratón romántica de Nicolás Lanzani durante todo el trayecto. 
—¿Cuatro detrás? ¿No estaremos muy apretados? – Heidi frunció el ceño como si se le acabase de ocurrir. 
—Ah, supongo que podemos sentarnos por parejas. – Seguía sin estar segura de dónde sentarme. Peter apareció a mi lado y abrió la puerta del copiloto. 
—Tú te sientas conmigo. Si voy a conducir durante todo el viaje, al menos merezco tenerte cerca para que me distraigas. – Eso respondía a mi pregunta. Heidi levantó la cabeza para ver a Pablo y a Agus, que estaban atando el equipaje al techo del Suburban. 
—¿Cómo nos sentamos? Iba a entrar, pero no sé dónde me toca. Imagino que tendremos que ponernos de tres en tres. 
—Euge y yo vamos detrás, y alguien más tendrá que sentarse con nosotros — le informó Nico mientras abría la puerta ayudaba a su chica a subir. 
—Agus, tú vas detrás, con Nico. Heidi puede sentarse con Mery y yo en medio —intervino Pablo.
—¿Por qué tengo que quedarme con Nico? ¿Por qué no vas tú? —le espetó Agus. 
—Porque Mery es mi novia, y Heidi es una amiga con derechos —respondió Pablo bajando de un salto y comprobando las correas una última vez antes de darles un buen tirón. 
—¡Eh! ¡No me llames eso! —chilló Heidi. Pablo se encogió de hombros. 
—Lo siento, Heidi, digo lo que veo. Si algún día os volvéis exclusivos, te aseguro que cambiaré de opinión. 
—No puedo creer lo que has dicho —comentó Agus con una sonrisa de suficiencia, mientras daba la vuelta al coche hacia nosotros. Peter se inclinó y me susurró al oído: 
—Van a seguir discutiendo sobre el tema un rato más. Más vale que subas. – Me dio la mano y me ayudó a subir. Me encantaba la forma que tenía de hacerme sentir especial con esos pequeños detalles. —Me pararé en Starbucks para conseguirte un poco más de café en cuanto salgamos de Grove —prometió antes de cerrar la puerta. 
Peter 
 Lali tenía la nariz metida en su café recién hecho, disfrutando del aroma. Había decidido desviarnos un poco y pasar por la ciudad de Mobile para entrar en Starbucks. Ahora estaba mucho más despierta y alerta que cuando la vi salir por la puerta tambaleándose, medio dormida. Quise acurrucarme con ella y llevarla a la cama, pero no era posible. Lali había marcado una frontera física yo estaba intentando respetarla. Pero cuanto más tiempo pasábamos juntos, más difícil me resultaba. 
—¿Cómo es que el café de Starbucks siempre huele mejor que el de casa? —preguntó en tono pícaro. Si no fuese porque sabía que esa chica no tenía ni idea de coquetear, pensaría que lo estaba haciendo a propósito. Cuanto más la conocía, más claro lo veía: Lali no tenía ni idea de lo tentadora que era. 
—Son juegos mentales. Se les da muy bien el marketing —respondí, levantando mi café y tomando un buen sorbo antes de volver a dejarlo en el posavasos. 
—Mmm... No sé. He comprado la marca Starbucks en la tienda y me lo he preparado en casa, pero no huele igual. – Iba a responder, pero Agus bramó:
—¡Aquí no hay espacio suficiente para Nico y para mí! Estamos apiñados. Heidi y yo tenemos que cambiarnos de sitio. 
—Ponte a Euge sobre la falda, Nico, deja un poco de sitio para Agus — respondí, mirando de reojo a Lali, que me observaba con cara de sorpresa. Le guiñé un ojo y le di la mano. — ¿Qué pasa? – Sacudió la cabeza y me sonrió. 
—¡Oh! Mucho mejor —dijo Agus, con un suspiro de alivio – Dame mi almohada, Heidi. Creo que necesitaré dormir un poco. Con Euge encima de Nico, las cosas se saldrán de madre dentro de poco y la verdad es que prefiero no verlo. – Se me encogió el estómago al oírlo, pero sólo durante un segundo. No me había importado sugerir que Euge se sentase en el regazo de Nico, pero la imagen de mi hermano tocándola aún me afectaba. Entrelacé los dedos con los de Lali y me concentré en la carretera y en el hecho de que tendría a esa adorable muchacha acurrucada en mi tienda durante las próximas tres noches. 
Las tiendas de campaña estaban montadas y el fuego ardía con fuerza cuando el sol se puso tras las montañas Cheaha. Las chicas habían ido a los baños a ducharse. Habíamos tenido que instalar el campamento más cerca del baño público de lo que hubiese preferido, pero Eugenia se había puesto de morros cuando sugerí que lo trasladásemos un kilómetro más allá. Nico soltó todo lo que tenía en las manos y, sin consultar a nadie, empezó amontar su tienda. Euge nunca se enfadaba conmigo para salirse con la suya. Era extraño verla expresar su opinión. Pero todavía era más extraño ver a Nico sucumbir con tanta facilidad. Eugenia era completamente distinta con él. No se doblegaba a su voluntad, ni le preguntaba qué quería antes de decidir. Volvía a ser la chica de espíritu libre, la que tiraba globos de agua a los coches y se escabullía de su habitación para ir a consolar al hijo de la camarera. Sólo necesitaba a Nico para encontrarse a sí misma. Se me formó un nudo en la garganta al darme cuenta de que por mi culpa se había olvidado de quién era. Me alejé de la hoguera, en dirección a la oscuridad, para contemplar la naturaleza que nos rodeaba, sumida en las sombras. Me presioné el pecho con la mano y lo roté con fuerza, intentando que desapareciese la opresión que sentía.
 
Justo cuando pensaba que las cosas estaban mejorando y que llevaba mejor lo de Euge, pasaba algo que me lanzaba otra vez de cabeza al pasado. Cierto, cada vez era más fácil y no tenía nada que ver con lo que sentía al principio, pero el dolor no había desaparecido del todo. Y temía que nunca lo hiciese. Euge siempre sería mi gran error. No por haberla amado, sino porque la había perdido. 
—¿Estás bien? —la voz de Nico rompió el silencio que me rodeaba. Bajé la mano del pecho, me la metí en el bolsillo y asentí sin darme la vuelta para mirarle.








5 comentarios :

  1. Perooo noo laa dejees aquiii!! Subeee otroooo!!!! Quiero mas laliter, que peter deje de sentir esas cosas cuando euge y nico stan juntoss QUIERO QUE SE ENAMORE YA DE LALI!!! besitos jaja ♡

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  2. ya sta el boludito de pit cn lo de euge¡ igual me regusto el capi segui
    te dejo mi twitter y me avisás cuando subas otro @maria_soyy
    bss nay ya te segui en twitter

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  3. @Aliada_de_Peter a mi tmbn avisame cuando subas flor de novela tenés1 atte; carla

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  4. NAY sube otro!!!!!!!!!!!!!!!!!! peter no puede seguir asi, euge no me cae muy bien -.- kiero saber q pasa me mata la intriga y obviamnete kiero LALITER
    gracias x subir una #minimaraton me encanto y ya me avisaras cuando subas otro capitulo y espero q sea pronto EH jeje @MartatxiG

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