miércoles, 13 de agosto de 2014

Curando al corazón - cap. 19



Bueno chicas ya sabéis un poco de la vida de la pobre Lali... ahora os dejo otro capitulito.Muchas gracias a las que comentan, Marta bienvenida y María no te vuelvas loca jeje :) Carla y Cori seguir comentando :* y como os deje un tiempito sin nove os subiré 3 capitulitos más. Besos, os quiero y disfrutar de la lectura <3

Peter

Nico: ¿Qué días tienes que estar en Florida para entrenar?

Yo: Tres días a la semana a partir de Julio. 

Nico: En Alabama igual. Sólo queda el mes de julio para ir de acampada.

Yo: Podemos ir cuando quieras. 

Nico:¿Has hablado con Lali?

Yo: Hoy no. Acabo de volver de entrenar.

Nico: Euge pasará la mañana con ella. Tiene problemas con sus padres.
Me quedé mirando el último mensaje de mi hermano. Me inquietaba que Lali estuviese disgustada. No estaba seguro de que me gustara enfrentarme a ese sentimiento. Sólo tenía tiempo para una aventura de verano.
Yo: La llamaré luego. Gracias. 

Nico:Ten cuidado con ella.
No respondí. No era asunto suyo. Al final de mi relación con Euge, Nico se había involucrado más de lo que debía, pero lo dejé pasar porque Euge también formaba parte de su vida. Pero Lali...Lali no era cosa suya. Solté el teléfono sobre la cama y fui a la ducha. Ya había planeado el día: pensaba tener a Lali para mí solo. La inspiración me había llegado entrenando, mientras subía y bajaba las graderías cien veces.
 —¿Adónde vas, cielo? —dijo mi madre desde su despacho cuando pasé por delante en dirección al garaje. Quería escabullirme sin tener que responder a sus preguntas. Mi ruptura con Euge la afectó mucho; y todavía más cuando descubrió que me había sustituido por Nico. Habíamos pasado mucho tiempo en terapia lidiando con la traición de mi padre y buscando una forma de afrontar la verdad sin destrozar nuestra familia. Yo seguía queriendo que mi padre le tendiese la mano a Nico, pero sabía que no lo haría. Y era imposible que mi hermano diese el primer paso. En lo concerniente a mi padre, Nico guardaba un más que merecido resentimiento en su interior. 
—Voy a recoger a Lali, ¿te acuerdas de la prima de Eugenia, la de Georgia? Vamos a comprar material de acampada y a ver una peli o algo. –Mi madre ladeó la cabeza y frunció el ceño.
—¿No es la hija de la hermana loca de Sarah? –No sabía mucho sobre la madre de Lali, excepto que Euge no era ninguna fan. Me encogí de hombros y metí las manos en los bolsillos. 
—Lali no está loca. Eso es lo único que importa. 
—Mmm... No te encariñes demasiado. De tal palo, tal astilla. –Sentí el eco de la voz de mi madre dentro de mi cabeza, cuando pocos meses antes había dicho lo mismo sobre mi padre y Nico. 
—Sí, me di cuenta de ello cuando descubrí que papá fue infiel y mintió sobre el tema a las personas a las que se suponía que quería —gruñí. A mi madre se le puso la espalda recta como un palo. No soportaba la expresión de dolor que le había puesto en los ojos. No se merecía mi ira. Ella también había sido una víctima. —Lo siento, mamá.... 
—No debería haberme metido en tus asuntos. Tienes razón. Ve a divertirte. Disfruta del verano. Todo cambiará en otoño. Ahí fuera hay un gran mar lleno de peces y ahora que tú y Eugenia habéis pasado página, es hora de que empieces a probar el muestrario. –Mi madre quería a Eugenia. Creo que incluso había escogido el diseño de nuestra vajilla de porcelana. Que dijese que debía «probar el muestrario» era un gran paso para ella. Crucé la habitación me agaché para darle un beso en la cabeza. 
—Te quiero —dije antes de darme la vuelta para marcharme. 
—Yo también, cielo —respondió. — ¿Sabes algo de Cade y Catherine? Esta semana no he recibido ningún mensaje. –Mi hermano pequeño siempre había estado muy apegado a mí, pero había cumplido los trece este año y ya no me necesitaba tanto. Mi hermana era diferente: la niña de los ojos de su madre. De ella no esperaba que me llamase ni que me escribiese. 
—He hablado con Catherine esta mañana. Lo están pasando bien. Cade ha trabado amistad con la hija de los vecinos. Catherine dice que ella y Gaga van mucho de compras.
Gaga era la madre de mi madre. Se le daban mucho mejor las chicas que los chicos. Me aclaré la garganta y apoyé la cadera en el escritorio. 
—¿Eres consciente de que los chicos de trece años no «traban amistad» con niñas? Deben de estar saliendo. Yo me fijaba mucho en las chicas cuando tenía trece años. Fueron los años que pasé con Nicole, ¿te acuerdas? Mi madre se encogió un poco.
 —Lo había olvidado. Quizá debería llamar a Gaga y hablar con ella. Sigo pensando que es mi niño, pero ya es un adolescente, ¿verdad? –Me erguí riendo entre dientes y le di una palmadita en las manos, que había empezado a retorcerse. 
—Sí, mamá. Es todo un adolescente y apuesto lo que quieras a que no se pasa todo ese tiempo libre jugando al Monopoly con la vecina. 
—Dios mío, voy a llamar a Gaga ahora mismo —anunció, alargando la mano para coger el teléfono. Ya había cumplido con mi deber de hermano mayor. Era la hora de ir a ver a Lali.

Lali
—No, papá. No es que no quiera ir. De verdad. Es que nunca he estado en Nueva York y ni siquiera conozco a Shandra. Me sentiría más cómoda si pudiese acompañarme alguien — expliqué. 
—Puedes venir con quien quieras menos con tu madre —dijo mi padre—No quiero tener que tratar con ella. Intenta buscar tiempo para pasarlo con Shandra, por favor. Tiene muchas ganas de conocerte. Tenemos unas noticias muy especiales para ti. 
—¿Noticias? –Mi padre se aclaró la garganta, tapó el micrófono con la mano y habló en voz baja con alguien. ¿Qué otras noticias podía tener? Ya me había soltado la bomba de su nuevo matrimonio. Suponía que no iban a mudarse a nuestra ciudad, porque sería desastroso. Mi madre no se atrevería a salir de casa sin sospechar que cotilleaban sobre ella o que la compadecían. 
—Shandra dice que te lo cuente. Así estarás preparada, cuando llegues. 
—Vale... —respondí, sintiendo un nudo en el estómago. 
—Estás a punto de convertirte en hermana mayor —respondió. Su entusiasmo era evidente. 
—¿Qué? ¿Cómo? ¿Shandra tiene un hijo? –No tenía sentido. ¿Por qué iba a emocionarme por tener un hermanastro al que apenas conocería? 
—No, Shandra no tiene ningún hijo...todavía. Ya sabes cómo va esto. Tienes dieciocho años, Lali. Tienes idea de cómo se hacen los bebés, ¿no? Pensaba que tu madre te lo había explicado.
 —Ya sé cómo se hacen los bebés, papá. Lo que no comprendo es...Espera... ¿Está embarazada? —pregunté horrorizada. Mi padre había dejado embarazada a alguien. ¡Tenía casi cincuenta años! ¡Puaj! Iba a ser como el abuelo del niño. Mi padre rió al teléfono. 
—Sí, Shandra está embarazada. Habíamos planeado casarnos en navidad. Le encanta la Navidad en Nueva York, pero, bueno, el bebé ya estará aquí para entonces, así que en vez de esperar, decidimos seguir adelante y casarnos en verano. –Me había quedado muda. ¿Cómo podía responder a una noticia de ese calibre? Me hundí en los escalones de la casa de mis tíos y apoyé la cabeza en las rodillas. Mi padre siguió charlando sobre los planes de boda y el bebé. Pensaba mudarse de Manhattan a Nueva Jersey para poder permitirse una casa. Yo no tendría habitación, pero podría compartir la del bebé cuando fuese de visita. Me dijo que podía ir siempre que quisiera.
—¿Lali? —la voz de Peter fue una distracción más que bienvenida. Levanté la cabeza y me quedé mirándole; estaba de pie delante de mí con una expresión preocupada. Me pregunté cuánto rato llevaría escuchando.









  

2 comentarios :

  1. Quiieeeroooooo otroooooooooo naaaay!!!!! Subiiiilooooo yaaaa!! Beesooooos geenia! ❤

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  2. Ohhh rayos está cada ves más interesante no puedo paraaarrr

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