Curando al corazón - cap. 17

Peter

A Euge se le abrieron los ojos de par en par cuando nos vio a Lali y a mí llegar juntos. Estaba de pie delante de Nico, que la envolvía en sus brazos en actitud protectora. Me obligué a apartar la atención de Euge y a dejar de esforzarme en interpretar sus gestos faciales. Tenía que acabar con eso. Nico giró la cabeza para ver qué estaba mirando su chica, después arqueó una ceja y sacudió la cabeza una sola vez antes de devolver la vista al escenario, donde Romeo Santos estaba cantando “propuesta indecente”, que coincidencia.

—He venido con Gas—dijo Lali. 

—Lo sé —aunque eso no significaba que me gustara. Su pequeña mano cogió la mía y la apretó con fuerza antes de soltarla y caminar hasta Gas, quien por fin se había dado cuenta de que había regresado. Su mueca de preocupación pasó de estar dirigida a Lali para recaer en mí, y no se me escapó la mirada asesina que me lanzó. No le gustaba que hubiese vuelto conmigo. No se lo recriminaba. No soportaba ver la cara hinchada y enrojecida de Lali por culpa de las lágrimas. La había acompañado al servició después de recoger su bolso del coche y había cubierto con un poco de maquillaje su hermosa carita roja.

No la seguí. Era la pareja de Gastón; la única cita que tendría con ella. Así que pasaría el resto de la noche charlando con Leann y disfrutando de la música, por dos motivos: Gastón era mi amigo y yo necesitaba un poco de distancia después de la conversación que había mantenido con Lali en el coche. Leann me examinó atentamente mientras me abría paso para ponerme a su lado. Antes de que pudiese abrir la boca y hacer veinte preguntas cuyas respuestas no era asunto suyo, decidí advertirla. 

—No quiero hablar del tema. –Cerró la boca y me echó una mirada de odio antes de volver a escuchar lo que fuese que Gastón le estaba contando a Lali. No me permití mirarlos de reojo ni una sola vez. 

—Espero que te dé puerta. No tengo ni idea de qué te ha pasado, Peter, pero tengo que decirte que ahora mismo no me gustas demasiado. La buena persona que eras ha desaparecido completamente. –Mierda, ¿y a ella qué le importaba? Leann ya no era la mejor amiga de mi novia. 

—He cometido un error. Tengo derecho a cagarla. Todos me acusáis detener a Euge en un pedestal. Bueno, tal vez sois vosotros los que me tenéis a mí en uno. No te metas.

Ya me sentía lo bastante culpable por haber hecho sufrir a Lali. No necesitaba que Leann lo empeorase. Sobre todo teniendo en cuenta que cada vez me resultaba más difícil controlar la necesidad de girarme y comprobar que los labios de Gastón no se acercaban a lacara de Lali. Tenía que dejar que disfrutasen de esta cita. Después, me aseguraría de que todo el mundo supiese que Lali, este verano, era mía. Y me ocuparía de que Lali no volviese a llorar por mi culpa.

—Sé que eres humano, Peter. Lo que no sabía es que fueses un cabrón insensible. Eso es lo único que digo — dijo Leann antes volver a concentrarse en el escenario.

 Eres mía, el último éxito de Romeo Santos, empezó a sonar, y Euge chilló detrás de mí. 

—¡Ah! ¡Me encanta esta canción! Súbeme a caballito para ver mejor. – No pensaba mirar cómo Nico se subía a Eugenia sobre los hombros, tal y como había hecho yo en el último concierto al que la había llevado. Si no fuese por todos los recuerdos, resultaría mucho más sencillo quitarme a Eugenia de la cabeza. Pero olvidar era tan difícil...