viernes, 8 de agosto de 2014

Curando al corazón - cap. 14

Chic@s!!! bueno os dejo un nuevo capítulo, comentar! por cierto se acerca algo desagradable ^.^
Y Cori Peter ya se irá olvidando de Euge jeje ;)

—Si quiere ostras, ya se las pediré yo —respondió Gas en tono irritado, recordándome que él también estaba ahí. 
—Sólo me ofrecía a compartir, Gas. No hace falta que te enfades -contestó Peter, sin quitarme los ojos de encima. Sus dedos se enredaron con los míos y me dibujaron una caricia en la palma de la mano. Tuve que apretar los dientes para no soltar un sonido embarazoso provocado por la sensación adictiva de su tacto. Gas abrió la puerta y me arrimó más a él, y luego me puso la mano en la cintura para guiarme por el interior del restaurante. Se estaba interponiendo entre Peter y yo, y eso hizo que me sintiera culpable. Me estaba derritiendo a los pies de Peter durante mi cita con Gas. 
—Tengo que ir al baño. Ven conmigo, Lali —dijo Leann, agarrándome del brazo y guiándome hasta el baño, lejos del grupo. En cuanto se cerró la puerta a mi espalda, Leann se dio la vuelta enérgicamente. 
—Vaya, chica. ¿Necesitas echarte un poco de agua fría en la cara? Después de ver lo que acaba de pasar, creo que yo sí voy a refrescarme un poco. – Solté un quejido y me tapé la cara con las manos. Genial, todo el mundo lo había visto. ¿Por qué me hacía esto Peter? Me tenía a sus pies. Era ridículo. Me utilizaba para poner celosa a Euge y yo se lo estaba permitiendo. 
—Lo siento —dije al fin. Leann soltó una risita ahogada. 
—¿Por qué? No has hecho nada. Peter Lanzani está bueno, Lali. Y yo nunca, y digo nunca, había visto que se comportara así con nadie. Ni siquiera con Eugenia. No puedo creer lo que acaba de pasar. Antes era tan educado y respetuoso. Nunca había sido sexy. No creía que fuese capaz. Pero demonios, te prometo que necesito meterme un poco de hielo debajo de la camiseta. Siempre me ha parecido guapo, pero no podía competir con Nico en cuanto a atractivo sexual porque era tan..., tan bueno. Pero vaya, hace un momento rezumaba sensualidad. Me hubiese echado en sus brazos si me lo hubiese hecho a mí, y eso que tengo novio.
Bajé las manos, con las que me había tapado la boca, absorbiendo las palabras de Leann. 
—Piénsalo bien. ¿Le has visto alguna vez tocar o mirar a Euge de modo que diese a entender que deseaba estar con ella a solas? No. Porque nunca ha pasado. Se comportaban como si Euge fuese una monja y él un sacerdote. Pero contigo... —Leann me señaló con un dedo y sonrió con picardía—. Estaba que echaba humo.
—¿De verdad? —pregunté incrédula. 
—¡Pues claro! La cuestión es: ¿qué estás haciendo con Gas? Porque es un buen chico. No quiero que lo pase mal, y parece que le gustas de verdad. 
—No lo sé, creo que no me gusta de la misma manera. Es agradable y parece interesado en mí y pensé... —No supe cómo continuar. Gas era su amigo, y tal vez no fuera una buena idea contarle los verdaderos motivos por los que había accedido a salir con él. 
—Pensabas que Peter se pondría celoso. Lo imaginaba. Somos mujeres, Lali. Eso es lo que pasa cuando un dios como Peter Lanzani da rienda suelta a sus poderes con nosotras. Tendrás que decírselo a Gas, pero con delicadeza. No le hagas daño, ¿vale? – Asentí y levanté la vista para mirarme al espejo.
—No le haré daño. Me aseguraré de que lo entienda, y tampoco dejaré de hacerle caso esta noche sólo porque esté Peter. 
—Bien —dijo Leann, asintiendo con la cabeza. Se abrió la puerta detrás de mí y entró Eugenia, mordisqueándose los labios y mirándonos alternativamente a Leann y a mí. 
—He tenido que intervenir, pero creo que ya está todo claro —informó Leann cuando mi prima dio un paso vacilante al interior del baño. 
—Ah, vale. —Me miró fijamente un momento—. ¿Te encuentras bien? 
—Sí, muy bien, no te preocupes. 
—Peter es diferente con ella, Euge —dijo Leann sin rodeos. 
—Lo sé. Me he dado cuenta. 
—Creo ni él mismo es consciente de cuánto.— Euge miró a Leann y una pequeña sonrisa se formó en sus labios. 
—Venga. Volvamos antes de que alguien diga una palabra de más y se líen las cosas.

Peter

—¿Qué narices ha sido eso? —  preguntó Gastón en cuanto desapareció Eugenia. 
—Euge yendo al baño —respondí en tono hastiado. Gastón se dispuso a levantarse, soltando una especie de rugido. 
—Siéntate —bramó Nico, y el chaval se dejó caer otra vez en la silla.— Has entendido perfectamente a qué se refiere, Peter. 
—Sabe que me gusta Lali. Pero si hasta nos ha visto hoy en el barco. Estaba conmigo. Conmigo. Quiere estar conmigo. Se le ve en la cara. No esculpa mía que la invitase a salir y ella fuese demasiado educada para rechazarlo. —Gastón soltó un suspiro frustrado. Sabía que tenía razón. 
—Tú sigues colgado de Euge... —Se interrumpió al ver la mirada furiosa de Nico. 
—No, no estoy colgado de Euge. Ella ha pasado página y yo intento hacer lo mismo. Pero tú te estás entrometiendo. 
—¿Hace falta que coquetees con ella durante mi cita? ¿No puedes dejar que disfrute de la noche con Lali? —Negué con la cabeza, levantando la bebida que la camarera me había dejado delante. 
—¿Y que ella piense que no me importa que esté contigo? Imposible. Tiene que saber lo que quiero.
 

1 comentario :

  1. Amo tu novela enceeriooo!! Esperare a que peter se valla olvidando, un pregunta!! Esa cosa desagradable tiene q ver con laliter? O es muy fuerte
    Besos y seguilaa ♡!

    ResponderEliminar