Curando al corazón - Cap. 45

 

Amores os dejo un capítulo extra porque os #Amodoro y sé que vais a comentar todas jeje :* me encanta cómo actúa Peter en este capítulo <3 LO AMO! Disfrutar amores que ya está cada vez más cerca el reencuentro Laliter ;)

Peter

No había estado en casa a la hora que Nico me llamó. Me pidió que me reuniera con él abajo en el bar para una partida de billar. He tratado de decirle que sólo quería tomar una ducha de agua caliente, dos Tylenol y meterme a la cama. Me dolía el cuerpo. ¿Cómo diablos no quería acurrucarse y dormir también? Además, ¿Qué pasa con Euge? ¿No quería ir a verla?

En el estacionamiento de grava, busqué por la camioneta de Nico, Lo encontré por el otro extremo del edificio. El Jeep de Gas estaba justo al lado. Tenía que disculparme con él de todos modos. Salí de mi camioneta y me dirigí a la puerta. 

Era una noche tranquila. De jueves a domingo eran los días de más trabajo aquí. Solo había estado un par de veces con Nico, pero había pasado por el lugar varias veces, sabía qué noches tenían el aparcamiento lleno.

—Bueno, si es mi sobrino favorito —gritó tía Honey detrás de la barra.

 
Asentí con la cabeza en dirección a ella.

—Hola, tía Honey.

—¿Quieres una cerveza? Puedo decirte que probablemente la necesitarás.

¿Qué diablos significaba eso? Empecé a decirle que no, y entonces pensé que si no podía tomar una ducha caliente y analgésicos, una cerveza era la siguiente mejor opción. 

—Sí, gracias.

—Ve con los muchachos. Te están esperando. Te llevaré una cerveza en apenas un segundo.

—Sí, señora —le contesté.

—Te dije que no me llames señora. Me hace sonar como la madre de alguien —bromeó y me dio un guiño.

Ella realmente era una persona especial.

Me dirigí a Nico, que se apoyaba en el borde de una mesa de billar con los tobillos cruzados y un jarro escarchado de cerveza en la mano. Era la expresión en su rostro la que me advirtió que esto no se trataba de un encuentro amistoso. Yo estaba aquí por un propósito. Deslizando mi mano en mi bolsillo, sostuve la carta de Lali entre mis dedos. Recordando sus palabras me ayudó a tranquilizarme. Si se trataba de una mala noticia, necesitaba un recordatorio de que ella estaba allí y que me amaba.

—¿Qué pasa, Nico? —exigí al momento en el que estaba lo suficientemente cerca.

—Tengo algunas respuestas para ti que vas a querer. Pero tienes que permanecer calmado mientras consigues esas respuestas.

Mi corazón se aceleró y me congelé.

—¿Lali?

Nico asintió 

—Si, Lali.

—¿Sabes dónde está? – pregunté casi gritando.

—Sí, lo sé. Pero esa no es mi historia para contar —Nico giró su cabeza y seguí su mirada hacia Gastón parado a unos metros de nosotros.

—Sigue Gas, antes de que lo pierda.

Gastón dirigió su mirada de mí hacia Nico y pude ver el miedo en sus ojos.

—¿Qué sabes? —me dirigí hacia él, dispuesto a sacudirlo hasta que me dijera lo que sabía. Iba a golpearlo hasta cansarme si no hablaba ya mismo

La mano de Nico se cerró sobre mi hombro y me detuvo. 

—No vas a obtener sus respuestas si lo lastimas —se volvió hacia Gastón—. Gas, dile. Te lo dije, no voy a dejar que rasgue tus pelotas.

Mi corazón comenzó a latir fuerte y la sangre hervía en mis venas. La idea de que Gastón tenga algo que ver en la desaparición de Lali estaba haciendo que se me haga difícil tomar tranquilas respiraciones estables.

—Es mejor que hagas esto rápido, Gas, porque va a explotar en un segundo y estoy adolorido como la mierda esta semana. Realmente no quiero tener que detener esto —instó Nico.

—Está bien, sí. Um, bueno, verás Peter, recibí una llamada de Lali.

—¿Por qué demonios te está llamando? —pregunté, dando otro paso hacia Gastón el cual retrocedió un paso. Los celos me estaban carcomiendo por dentro, tan sólo pensar la idea de que MI LALI hubiera estado con Gastón me ponía echo una furia.

—A la mierda con eso Gas—gruñó Nico mientras su mano se tensó en mi hombro.

—No. Antes. Me llamo antes. El día en que Euge pensó que Nico la había engañado. Me llamó ese día y me dijo que necesitaba un favor. Me dijo que no podía quedarse más aquí y que necesitaba mi ayuda. La recogí...

—¿Dónde está? —bramé y dando un paso más en su camino. Las dos manos de Nico se cerraron sobre mis hombros.

—Tranquilo, hermano —advirtió.

—Señor ten piedad de este muchacho. Bebe la cerveza y relájate. La muchacha está a salvo y si dejas que el chico hable, descubrirás dónde se encuentra. — dijo la tía Honey  parándose frente a mí y empujando un jarro de cerveza en mi mano—Toma, sujeta esto. De esta manera solo puedes golpearlo con un puño.

—Vamos, mamá. Lo tengo bajo control —dijo Nico detrás de mí.

—Mmm, no lo parece. Pero espero que tengas razón. No voy a pagar ninguna reparación si se pelean aquí—respondió ella.

Dejando la cerveza en el borde de la mesa de billar, no aparté mis ojos de Gastón. Él sabía dónde estaba ella. Él SABÍA dónde estaba.

—La llevé al bloque de apartamentos de su amiga en la playa.

Ella no estaba allí. Había llamado a Cande... espera. ¿Él la había llevado allí?

—¿Has visto a Cande? ¿Realmente entró al apartamento? —pregunté, con la esperanza de que había sido engañado por esa estúpida amiga de ella.

—Sí, llevé sus maletas a la puerta. Cande salió chillando y toda contenta de verla. Luego regresé —comentó Gastón.

Las palabras que dijo enviaron una llamarada de furia posesiva. Me salí del agarre de Nico y me acerqué amenazante hacia Gastón.

—¿Qué MIERDA significa eso? ¿Cómo que Volviste?

—No tan rápido. No ha terminado. No lo jodas ahora —gruñó Nico, enganchando sus brazos en los míos desde atrás y jalándome hacia atrás. 

Gastón se limpió la frente nerviosamente y tragó saliva. 

—Escucha hombre, no lo sabía. Creí que te habías ido. No sabía cómo te sentías con respecto a Lali. El sábado, cuando fui a tu casa para hablar contigo sobre Lali fue la primera vez que me di cuenta que había cometido un gran error al ayudarla a escapar. Así que volví. Iba a arreglarlo. Ella no me escuchaba. Demonios, ni siquiera podía decir tu nombre.

—¿Estaba allí? ¿Cuándo fuiste? —retrocedí. Necesitaba saber. Tenía que llegar a ella.

—Está ahí. En el bloque de apartamentos. La unidad de apartamentos 103. Kiva Dunes —gritó y empezó a correr hacia la puerta. Y yo lo paré.

—Hey Gastón!. —grité y él se giro.

— Gracias, pero que te quede CLARO que Lali es sólo mía, y si hace falta tatúatelo para recordarlo si no quieres que te arranque la cabeza la próxima vez. —dicho esto Gastón sonrió y se fue.

Entonces, las palabras de la conversación con Cande regresaron a mi mente.

“Mientras tanto, puedes venir a visitarme. Te haría muy feliz. Me voy a quedar en el bloque de apartamentos Kiva Dunes en West Beach. Unidad 103. Mi habitación está en la esquina mirando directamente al agua en lugar de las ventanas que dan a la piscina.”

La amiga loca no estaba tan loca después de todo. Apostaría mi culo que la habitación era de Lali. Cande estaba tratando de decirmelo sin delatar a Lali. Nico estaba en lo cierto. Lali era cuidadosa de a quien dejaba acercarse. Cande era una tremenda mentirosa, sin embargo. Le había creído totalmente. La amiga superficial realmente me confundió.

Llegué a la puerta de mi camioneta y me di cuenta que mis manos estaban temblando. Sabía dónde estaba mi Lali. E iba a recuperarla cómo sea…