jueves, 11 de septiembre de 2014

Curando al corazón - Cap. 50

Chiquillas siento muchísimo no haberos subido capítulo desde hace tanto :( disculparme porfavor! bueno ahora a leer :)
os #Amodoro <3 <3 <3


Peter

—Papá —dije como saludo cuando toqué la puerta de su oficina y entré. Mi padre estaba sentado detrás de un enorme escritorio de caoba que mandaron traer de algún sitio al que él y mamá visitaron. No recordaba los detalles.

—Peter —respondió, levantando la mirada de los papeles sobre su escritorio. —¿Cómo estuvo la práctica?

—Bien. Aprenderé mucho este año. Ser una camiseta roja fue una decisión inteligente.—Papá asintió.

— Nico tuvo una buena semana, también. Lo están entrenando en la línea ofensiva. —Me volvía loco que nunca preguntará sobre su otro hijo. El que ignoraba. El que nunca reclamó.

Papá frunció el ceño y volvió a mirar sus papeles. 

—Eso es bueno. Tu primo siempre ha sobresalido como un receptor.

—¿Te refieres a mi hermano? Nico no es mi primo. Él es mi HERMANO. —Nunca obligué a mi papá a hacerle frente a esto. Estuve tan enojado con Nico por salir con Euge cuando todo esto salió, que no dije nada. Si Nico no quería lidiar con esto, entonces yo pensé ¿Por qué tengo que hacerlo yo? Pero no era justo. La farsa que mi padre vivía no era justo.

Se aclaró la garganta, se quitó las gafas y se recostó en su silla para nivelar su mirada en mí. 

—¿Quieres hablar sobre eso? ¿De esto se trata?

—Sí, lo es. Quiero hablar de eso. —No me quebré. Mantuve mi nivel
de tono. Gritar no me llevaría a ninguna parte.

—Nico es biológicamente mío, sí. Pero no lo críe. No amé a su madre. Tu tío lo hizo. No yo. No veo a Nico como mi hijo. Como mi sobrino, sí.

—Pero es tu hijo. Su padre murió cuando tenía seis años. Necesitó un padre durante doce años y no hiciste nada. Ni una sola vez cuidaste de él. Ni una sola vez le dijiste que estabas orgulloso de él. Ni una sola vez hiciste su vida más fácil. —Dejé que mi voz se elevara más y más.

—¿Decirle que estaba orgulloso de él? ¿Por qué? ¿Por ser un perdedor? ¿Por llegar a la práctica de fútbol con resaca? ¿Pasar el rato en los bares? ¿De qué diablos se supone que debo estar orgulloso, eh? Por favor, dime eso.


Mis manos se volvieron puños y tomé una respiración profunda. Estaba tan cerca de atacar a mi propio padre. 

—Se quedó con la tía Honey, quien lo dejó en casa solo cuando era sólo un niño. Si no hubiera vivido en un parque de casas rodantes donde la gente trafica con drogas y Dios sabe qué más, tal vez él sería mejor. Pero no lo hizo. Cometió errores. Tuvo que aprender las cosas de la manera difícil. Tuvo que aprender todo de la manera difícil. Porque TÚ NO ESTABAS ALLÍ.—Apunté mi dedo hacia mi papá y gruñí

— Nico se enderezó. Obtuvo una beca de fútbol en la UNIVERSIDAD DE ALABAMA, por el amor de Dios. Encontró una manera de hacer dinero para poder comprarse una camioneta. Ama a su mamá y se hace cargo de ella, aunque ella no hizo nada para ganarse su ayuda. ¿Por qué? Porque la ama. Ella es todo lo que ha tenido. Él se hizo a sí mismo y se ha vuelto un buen hombre. Estoy muy orgulloso de llamarlo mi hermano cada vez que lo veo. Y TÚ NO HICISTE NADA. Ni una maldita cosa. Nada.—Terminé y me giré para salir de su oficina. No quiero quedarme aquí. No bajo este techo. No con él.

—Tienes razón —gritó la voz de mi padre detrás de mí y me detuvo y cerré los ojos con fuerza antes de volverme para mirarlo.—No estuve allí. Dejé que se las arreglará por su cuenta. Tenía miedo de que tu madre lo supiera. Tenía miedo de que este pueblo lo supiera. No quería perder esta vida que había construido. Sin embargo, te equivocas en una cosa. Fui a ver cómo estaba. ¿Por qué crees que te escabullías para sacarlo de sus problemas o te quedabas con él cuando estaba solo? ¿Creías que eras bueno guardando el secreto? No lo eras. Cuando te ibas, yo te seguía. Los observé a ambos. Vi cómo le resolvías los problemas, lo sacaste de líos y te quedaste a su lado cuando estaba solo. Yo estuve siempre allí. Me sentí orgulloso de ti por estar ahí para él cuando yo no lo estaba. No estoy orgulloso de mí mismo, Peter. Viviré con este remordimiento por el resto de mi vida. Sin embargo, me siento orgulloso de Nico. Se ha convertido en el hombre que siempre esperé que fuera. Es más duro debido a la vida que vivió. Él es más fuerte por los bordes, pero es un buen chico.

Mi padre se inclinó y abrió un cajón de su escritorio que siempre cerraba con llave y sacó un enorme bloc de notas y la colocó sobre la mesa. 

—Adelante, echa un vistazo.

Me acerqué y abrí el bloc para ver fotos de Nico cuando era un bebé. Fotos de nosotros con nuestros cascos de fútbol cuando éramos niños.
Cada página mostraba recuerdos de la vida de Nico. Cada artículo en el que él fue mencionado había sido cuidadosamente recortado y colocado en las páginas. Después fui a la última página, vi una foto de Nico practicando en el campo del estadio Bryant-Denny la semana pasada durante la práctica. Levantando la mirada, miré fijamente a mi padre y vi a un hombre que no sabía que existía.

—Fui a ver sus prácticas la semana pasada. Los dos me hicieron sentir orgulloso.

Sacudiendo la cabeza, tratando de digerir todo esto, me dejé caer en la silla detrás de mí. 

—¿Por qué no se lo dices? Si tienes todo esto, es porque lo quieres. Tienes que cuidarlo. ¿Por qué no haces algo al respecto? Él te necesita, también.

—Me odia y no lo culpo —dijo mi padre, tomando la carpeta y colocándola de nuevo en el cajón.

—Claro que sí, te odia. Eres su padre y piensa que no le importas.

—Conoces a Nico. Mejor que nadie. ¿De verdad crees que me escucharía? ¿Qué me perdonaría?

—Papá, no tiene que perdonarte. No tienes por qué gustarle. Pero tiene que saber que lo amas. Que estás orgulloso de él. Todo lo que tienes que hacer es decírselo. Cómo lo maneje o lo tome no es lo importante. Lo que es importante es que lo sepa. Lo importante es que se lo digas.

Papá se sentó en su escritorio y ninguno de los dos habló. No había nada más que decir.


Lali

Mi madre estaba sentada en el sofá de la tía Sara, bebiendo té, cuando Peter y yo entramos en la sala de estar.

—¿Mamá? —Mi tía y mi tío me habían recibido de nuevo y me aseguraron que les alegraba que volviera a salvo. No conocían los detalles, pero entendían que tenía mucho que hacer con mis padres.

—Lali. —Me sonrió y luego le sonrió a Peter—.Hola Peter.

—Hola, Sra. McDaniel —respondió cortésmente.

—No sabía que vendrías de visita —dije, tratando de averiguar lo que ocurría.

—Hay papeles que debes firmar y pensé que podíamos hacer las compras para tu dormitorio —explicó.

Aún no le había contado a Peter sobre Florida. Tenía miedo de que mi madre estuviera siendo demasiado optimista y al final no funcionara. 

—Oh, bueno, está bien—interrumpí, tratando de pensar cómo sacar a Peter de aquí antes de que mamá dijera algo más acerca de la universidad.

—¿Estaría bien si yo voy también? Lali me ayudó a escoger mis cosas para el dormitorio, así que es justo que yo le ayude con el suyo —Peter arrastró las palabras en tono divertido mientras se sentó en el sillón de mi tío.

—Por supuesto. ¡Sería maravilloso! ¿No sería hermoso, Lali? —preguntó mi madre demasiado entusiasta. ¿Cómo saldría de esta?

—Mamá, tenemos que asegurarnos de que todo está bien antes de comprar cosas para el dormitorio. Quiero decir, todavía hay una posibilidad de que esto no funcione y que me quede en casa dos años e ir a la universidad comunitaria. ¿Y si la casa no se vende?

Peter se incorporó desde su posición relajada y se inclinó hacia delante. 

—¿Qué? ¿Por qué no funcionaría? Pensé que ya era un hecho. —Dirigió la pregunta a mi madre, como si no supiera de qué diablos hablaba.

—Peter... —comencé, pero mi madre me interrumpió.

—Es Peter —Me tranquilizó—. Lali, la casa se vendió. Tengo dinero suficiente como para pagar los cuatro años de tu educación y comprarme un apartamento de buen tamaño en la playa. Así que cuando te vayas y me dejes por Florida, me mudaré bastante cerca de mi hermana, para cuando necesite un poco de compañía.

Dijo Florida. ¿Pensará Peter que yo lo perseguía? ¿Sofocándolo?
Nerviosa, me obligué a mirarlo a los ojos.

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