lunes, 1 de septiembre de 2014

Curando al corazón - Cap. 35





 Bueno amores míos VOLVÍ!!!!!!!!!!!!!!!! y me fue bien en las recus :D Al FIN puedo descansar jaja, chuiquillas lo prometido es deuda y os voy a dejar una maratón de 3 capítulos y ya os voy avisando que se vienen cosas malas... Muchísimas gracias por todo vuestro apoyo, ahora a disfrutar y comentar el capítulo #OsAmodoro :* <3 

Abrí los ojos justo a tiempo para verlo soltar la cuerda y los cerré de nuevo, chillando mientras nos desplomábamos sobre el agua.
Solté a Peter y pateé, empujando mi camino de regreso a la superficie. Fue entonces cuando me di cuenta que la parte de abajo del bikini se había por debajo de mi trasero. Inclinándome y tirando hacia arriba, estaba contenta de que Peter no sabría que había estado parcialmente en lo correcto de que mi traje de baño se saldría durante el impacto.
La cabeza de Peter salió unos segundos después de la mía y él estaba sonriendo como un idiota.
-Qué? – pregunté
Me guiñó un ojo, se acercó y me tiró contra él. – Puedo ver muy bien bajo el agua – murmuró y comprendí el por qué de su sonrisa.
Le di un golpe en el brazo y él se echó a reír y seguidamente me dio un beso rápido en los labios.
-¿Quieres repetir? – preguntó con una sonrisa.
Y pasamos una hermosa tarde entre bromas y achuchones.

PETER

Depués de unas citas con Lali – ya fuera en mi casa, en la fiesta de campo, o en Hank´s – era el momento de llevarla a un sitio bonito. Nunca se quejaba y estaba abierta a todas las sugerencias. Incluso el otro día cuando le pregunté si quería ir conmigo  a comprar las cosas para mi dormitorio de la universidad había ido alegremente. Por supuesto, tuve que frenar sus ideas de decoración. Era un chico y mis cortinas no tenían por qué coincidir con mi colcha.
Hoy, decidí sorprenderla con un viaje a Nueva Orleans. Era un viaje de dos horas desde Grove. La única información que le había dado era que tenía que llevar un vestido y zapatos cómodos. El restaurante al que le llevaría a la noche era muy fino y requería algo más lujoso que unos pantalones cortos – por mas que ella sea perfecta ponga lo que se ponga –. También caminaríamos un buen rato por las calles. Y por mucho que amara sus piernas en tacones, no creí que fuera a gustarle que no le haya advertido sobre la caminata.
La noche anterior se quedó dormida en mis brazos y tuve que colarme por la ventana de la habitación de Euge.
No recordaba ningún momento en que hubiese estado tan ansioso de ver a alguien.
Pulsé el botón de la puerta del garaje y comencé a retroceder cuando mis ojos se posaron en Eugenia de pie delante de su Jetta, detrás de mí. Abrí la puerta de la camioneta, Salí y caminé hacia donde estaba ella.
Las lágrimas corrían por su rostro y sus hombros se sacudían por los sollozos.
-Euge, ¿Qué pasa? ¿Lali está bien? – mi corazón se contrajo. ¿Por qué más estaría Euge en mi casa llorando como si alguien “hubiese muerto”?
Dios, por favor dime que mi Lali está bien. Sólo la había dejado en su cama hace unas horas. Tenía que estar bien…



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