Curando al corazón - Cap. 43

 

Aquí el SEGUNDO!!! Amo a Peter así de celoso jajaja y vosotras? bueno amores disfrutar y comentar :)

Peter

“Peter siempre fue el chico Lanzani por el que vale la pena luchar. Él es el especial?”.

Volví a leer la última línea por centésima vez.

Hice las maletas y me dirigí a Florida. Había pasado más de una semana, y nada de Lali. Ninguna señal de ella. Ningún mensaje. Su teléfono todavía iba directamente al correo de voz. Ella había llamado a su madre de nuevo para decirle que estaba bien, pero el número era desconocido y no había sido capaz de rastrearlo. Todo lo que sabía era que estaba viva. Esa pequeña cantidad de conocimiento me impidió perder la cabeza. Vivía por esas llamadas de su madre contándome lo que Lali había dicho. Era mi única conexión con ella y, aunque no era un fan de sus padres, estaba empezando a tener un extraño tipo de afecto por su madre loca. Ella amaba a Lali, incluso si apestaba demostrándoselo. La mujer era definitivamente controladora, pero Lali estaba haciendo un mérito de ella ahora mismo, y estaba dispuesto a apostar que la relación cambiaría para mejor y para siempre.

Doblando la nota que Lali le había dejado a Euge, los pliegues desgastados donde la había abierto y leído y luego doblado de nuevo, me la  metí en el bolsillo. No iba a ninguna parte sin ella. Tenerla cerca de mí me recordaba cuando la encontré, podía solucionar esto. Ella lo había entendido mal y era mi culpa. Si hubiera abierto los ojos y me hubiera dado cuenta de que estaba enamorado de mi chica, esto no habría pasado.

Desafortunadamente, Lali no lo sabía. Pensaba que aún amaba a Euge.

—Peter, ¿Estás listo? —llamó mi papá desde el recibidor.

No estaba listo. No quería dejar Grove. ¿Y si ella regresaba y yo no estaba? Además, ¿Cómo demonios se suponía que voy a concentrarme lo suficiente para lanzar una pelota de fútbol teniendo en mente a la mujer de mi vida? 

Esta semana sería un desastre.

—Ya voy, papá—grité de regreso. 

Tomé mi teléfono, así podría ver de nuevo la foto que Euge me había enviado de nuestro viaje a las montañas. Lali había estado caminando por las rocas hacia la cascada en Cheaha, y Euge había tomado una foto mientras ella miraba hacia atrás, riendo. Era la única foto que tenía de ella. La había impreso y enmarcado para poder mantenerla junto a mi cama. Algunas noches, mirándola fijamente, era la única cosa que me permitió seguir. 

Puse el teléfono en mi bolsillo. Tenía mi nota y mi foto. Eso tendría que sacarme a través de los próximos días.

Cuando llegué a la base de la escalera, Gastón estaba de pie en el recibidor, hablando con mi papá. Sus ojos se encontraron con los míos y algo se sentía apagado. Había algo que me faltaba.

—¿Gastón?— Él arrastró sus pies.

—Hola Peter, yo, uh, olvidé que te marchabas hoy.

Yo no había estado en una fiesta, o en cualquier otro lugar para el caso, desde que Lali me dejó. 

—Sí, la práctica está iniciando.

—He venido a pedirte algo, pero puede esperar hasta que regreses.

—Estás aquí ahora, puedes preguntar. —Dios lo ayude si me preguntaba si Lali estaba disponible. Me gustaría romperle su maldito cuello.

—Uh, es sobre Lali... —empezó.

Miré hacia mi papá. 

—¿Puedes darnos un segundo, papá?

Frunciendo el ceño, mi padre asintió y tomó una de mis maletas antes de salir.

—¿Qué pasa con Lali? —pregunté, asegurándome de que escuchara la advertencia en mis palabras.

Gastón suspiró.

—No estoy seguro de cómo preguntar esto... —comenzó.

—Yo escogería cuidadosamente mis palabras, chaval—contesté.

Asintió.

—Sí, estoy recibiendo eso fuerte y claro. —Aclarando su garganta, movió sus pies de nuevo—. ¿Tú, uh, la amas? A Lali, quiero decir.

El hecho de que había sentido la necesidad de aclarar que estaba preguntando sobre Lali me enojó. No me gustaba que la compararan con Eugenia. Ella era mucho más de lo que había tenido con Eugenia. No había comparación. Y yo ya lo había entendido

—Sí. —solté.

—Quiero decir, ¿La amas más que...?

—Ni se te ocurra decirlo, joder—gruñí. Ese era un acantilado por el que Gastón no quería caer. Los ojos de Gastón se abrieron con sorpresa.

—De acuerdo. Lo entiendo. —Retrocedió y se dirigió hacia la puerta.

—¿Eso es todo lo que querías decirme? ¿Averiguar si Lali estaba disponible? ¿Sabes que ella me dejo, no? Nadie puede encontrarla.

Gastón tragó con dificultad y sacudió la cabeza lentamente. 

—Uh, no, quiero decir que escuché algo. No estaba seguro.

—Me tengo que ir, si eso es todo lo que necesitabas.

Gastón se giró y salió hacia la puerta principal. 

—Buena suerte en Florida. Yo, uh, nos vemos cuando vuelvas. Esperando oír hablar de eso. El resto de nosotros vamos a tener que vivir a través de ti y Nico ahora. Desde que nuestros días de fútbol se acabaron.

Su voz seguía siendo tensa, pero podría decir que estaba tratando de calmarme. Si fuera un buen amigo, me disculparía. Justo ahora, no podía. Lo haría la próxima vez que lo viera.

Deslizando la mano en mi bolsillo, rocé la carta de Lali suavemente entre mis dedos. Tenía que encontrarla.

LALI

Acostada aquí en mi área segura de sombra, me hace sentir como si me estuviera escondiendo del mundo. Me estaba ocultando de todos los que tenían el poder de hacerme daño. Lástima que era una cosa pasajera. Tendría que salir al final del mes y regresar a Alpharetta y mi madre. No quiero pensar en eso. Frente a ella, después de esconderme durante más de un mes, sería difícil. Siguió tratando de hacerme hablar con Peter. Siempre terminaba cortándole el teléfono. Pensé que finalmente se detendría. Tal vez cuando recibamos la invitación de la boda de Eugenia en unos pocos años por fin dejará de lado sus esperanzas de que Peter Lanzani estaba interesado en mí. Mi estómago dolió y luché contra la sensación enferma que los pensamientos me instigaban.

—¿Lali? —Una voz familiar interrumpió mis pensamientos y miré alrededor para encontrar a Gastón de pie detrás de la silla en la cual Cande descansa. Ella no estaba aquí hoy. Se fue a derrochar dinero en comprar zapatos.

—¿Gastón? —Respondí sorprendida. No esperaba verlo de nuevo.