jueves, 11 de septiembre de 2014

Curando al corazón - Cap. 51






Pequeñuelas ;) cómo he estado tanto tiempo sin subir os dejo otro capitulito :D os #Amodoro



Él sonrió abiertamente y se levantó y se acercó a mí. Puso sus manos alrededor de mi cintura y me tiró contra él e inclinó la cabeza para susurrarme al oído: 

—¿De verdad crees que estaría tan entusiasmado con la universidad si pensara que no estarías allí?

—Lo sabías. —Solté un suspiro de alivio.

—Sí, lo sabía. Y si por un segundo intentas echarte atrás de seguirme a Florida, yo personalmente te secuestraré y te llevaré allí conmigo —bromeó, y luego dejó un rastro de besos por mi cara hasta que su boca se cernió sobre la mía—. No te perderé de nuevo. Estás conmigo. Te quiero a mi lado. Siempre.

Nico

Ayudé a Peter a escaparse de práctica esta mañana, por una chica. No podía dejar de sonreír. Yo era el que normalmente se escapaba de los entrenamientos. Fue un buen cambio que él no asistiera. No podía imaginar por qué querría ir de compras con Lali y su mamá. Aquella mujer estaba loca. Por no mencionar que hablábamos de compras. ¿Quién va de compras con su hija? Por otra parte, Euge nunca me pidió que fuera de compras con ella. Si me lo pidiera, iría.
Corriendo por las gradas, desaceleré el ritmo. Este había sido mi recorrido número cien de arriba a abajo. Ya era hora de pesas. Cuando llegué a la parte baja, me sequé la frente con la toalla y tomé un largo trago de la botella de agua que en la parte baja de las gradas.

—Hola, Nico. —dijo una profunda voz familiar detrás de mí, no era una que me importaba. Dejando el agua, me colgué la toalla sobre el hombro y me di vuelta para enfrentar a Harris Lanzani, mi tío/padre biológico.

—Peter no está aquí —contesté y me dirigí hacia el campo.

—No vine para ver a Peter. He venido a verte —dijo Harris y me detuve. 

¿Yo? ¿Quería hablar conmigo? ¿Su pequeño secreto? Me giré.

—¿Qué? —Fue la única respuesta que salió de mí. Me quedaría aquí a escuchar lo que tenía que decir, sólo por una única razón... Peter.

—Yo, eh, vi tu práctica la semana pasada. Te veías bien allá afuera.

¿Mi práctica? ¿De qué diablos hablaba? Tuve prácticas en Tuscaloosa. Seguramente, él no quiso decir eso.

—He venido a verte. Vas muy bien.

Dando un paso hacia él para que pudiera oírme gritarle, pregunté:

—¿Fuiste a mi practica en Bryant-Denny? ¿Por qué hiciste eso?

El hombre ni siquiera fue al hospital cuando me rompí la clavícula en la liga de béisbol. No era exactamente activo en mi vida.

—Fui a ver a mis dos hijos en sus prácticas de la semana pasada.

Me quedé helado. Él me llamó su hijo. Comencé a sacudir la cabeza.

—No, no, no vuelvas a decir eso. Yo. No. Soy. Tú. Hijo.

Tenía que alejarme de este hombre. Él era el padre de Peter, no quería hacerle daño. Pero, maldita sea, si volvía a llamarme hijo.

—Eres mi hijo. No te merezco, pero eres mío. Me puedes negar. Puedes odiarme y tienes todo el derecho.

—Maldita sea, claro que lo hago —grité.

—Eso no cambia el hecho, estoy orgulloso del hombre en que te has convertido. El hombre en que te has convertido, sin ninguna ayuda de mi parte.

Estaba tomando fuertes jadeos de aire. ¿Qué estaba haciendo? ¿Por
qué me hacía esto?

—¿Orgulloso de mi? ¿Por qué? ¿Porque puedo jugar al fútbol? ¿Porque estoy jugando en tu alma mater? Porque eso es sólo una mierda.

Harris negó con la cabeza.

—No, no lo estoy porque juegues en el mismo campo de fútbol que yo jugué alguna vez. Aunque, eso me hace sentir un poco orgulloso no lo puedo evitar. Pero este es sólo un breve momento en tu vida. El hombre que resultas ser es lo que me hace sentir orgulloso. Has hecho malas elecciones y tomaste el camino equivocado, pero también fuiste lo suficientemente fuerte como para salir de ese camino y encontrar uno que te lleve a alguna parte en la vida. El mundo quería llamarte un perdedor, pero eras mucho más fuerte de lo que ellos pensaban. Te has defendido. Elegiste la vida que querías y luchaste por ella. Incluso cuando el resto del mundo no pensaba que harías algo de provecho. Demostraste que se equivocaban. Eso, hijo, es de lo que estoy orgulloso de ti.

Quería gritar con todos mis pulmones lo injusto que era el momento.
Necesité a este hombre cuando era pequeño y me encontraba asustado. ¿Pero ahora? No lo necesito ahora.

—Un hombre sabio me dijo una vez que no hace falta que me perdones. No hace falta que te guste. Pero necesitas saber que te quiero. Que estoy orgulloso de ti. Es todo lo que necesito decirte. Como lo manejes o lo tomes no es lo importante. Lo importante es que lo sepas. —Me hizo un gesto breve y las líneas de preocupación y expresión de derrota cuando se dio la vuelta para irse hizo que algo dentro de mi pecho se quemara.
No lo entendía, no tenía por qué sentirlo. No ahora mismo.

—Harris —le grité a su forma en retirada. Se detuvo y se volvió para mirarme.

—¿Sí, Nico?

Tragué nerviosamente, inseguro de cómo decir esto exactamente. Porque sus palabras no hicieron esto mejor. No solucionaron el pasado. 

—No sé qué hacer con esto aún. Nunca sabré que hacer con esto. —Me detuve cuando un recuerdo vino a mí, de Harris de pie en la valla durante uno de mis juegos en el instituto, de mi entrenador después de sacarme de un juego. Había perdido esa práctica porque mi mamá se enfermó de gripe y la lleve a Urgencias en Mobile. Al centro de salud más cercano. Cuando llegué a la práctica, el entrenador me envió a las bancas. Cada vez que miré hacia la valla durante ese partido, Harris estuvo allí, con los brazos cruzados frente a su pecho como si estuviera montando guardia sobre algo o alguien.
—Ese partido, en el instituto cuando me castigaron por perder la práctica anterior. Yo fui relegado a la banca. Entonces, después de que el entrenador regresara de una discusión muy acalorada contigo, él me puso en el juego.—Me detuve y estudié su rostro y vi la respuesta en su expresión—. Le obligaste a que me metiera en el juego, ¿No?

Harris me dio una sonrisa triste. 

—No fue tu culpa tener que llevar a tu madre a ver a un médico. Fue una decisión injusta por parte del entrenador Madison, y yo le recordé lo imprudente que era dejar a su gran receptor en el banco.

Eso no corrigió todo lo malo. Pero me hizo saber que a veces, aunque  yo no me diera cuenta, él estaba al pendiente de mí. Solamente que yo no lo sabía. Hubo otros casos en mi vida cuando las cosas parecían ir mal y luego todo estuvo bien sin ninguna explicación. ¿Fue siempre él?

—El entrenador no era un gran fan mío —contesté.

Harris levantó una ceja. 

—Bueno, no eras exactamente el chico más confiable en el equipo.

Dejé escapar una breve carcajada. 

—Jugué con resaca tan bien como lo hice sobrio.

La sonrisa en su rostro no era algo que yo estuviera acostumbrado a que fuera dirigida a mí.

—Probablemente lo hiciste. — Concordó. Nos miramos el uno al otro como si tuviéramos miedo de que todo volviera a lo habitual en cuando él se fuera.

—Mira, hijo —aclaró la garganta—, o Nico, si es así como prefieres que te llame. Si quieres ir a comer algo alguna vez, o tomar una copa, o lo que sea... sólo llámame. Estaré allí.

Se dio la vuelta y empezó a alejarse cuando no respondí. Antes de
que llegue demasiado lejos, grité: 

—Puedes llamarme hijo, si así lo quieres.

Curando al corazón - Cap. 50

Chiquillas siento muchísimo no haberos subido capítulo desde hace tanto :( disculparme porfavor! bueno ahora a leer :)
os #Amodoro <3 <3 <3


Peter

—Papá —dije como saludo cuando toqué la puerta de su oficina y entré. Mi padre estaba sentado detrás de un enorme escritorio de caoba que mandaron traer de algún sitio al que él y mamá visitaron. No recordaba los detalles.

—Peter —respondió, levantando la mirada de los papeles sobre su escritorio. —¿Cómo estuvo la práctica?

—Bien. Aprenderé mucho este año. Ser una camiseta roja fue una decisión inteligente.—Papá asintió.

— Nico tuvo una buena semana, también. Lo están entrenando en la línea ofensiva. —Me volvía loco que nunca preguntará sobre su otro hijo. El que ignoraba. El que nunca reclamó.

Papá frunció el ceño y volvió a mirar sus papeles. 

—Eso es bueno. Tu primo siempre ha sobresalido como un receptor.

—¿Te refieres a mi hermano? Nico no es mi primo. Él es mi HERMANO. —Nunca obligué a mi papá a hacerle frente a esto. Estuve tan enojado con Nico por salir con Euge cuando todo esto salió, que no dije nada. Si Nico no quería lidiar con esto, entonces yo pensé ¿Por qué tengo que hacerlo yo? Pero no era justo. La farsa que mi padre vivía no era justo.

Se aclaró la garganta, se quitó las gafas y se recostó en su silla para nivelar su mirada en mí. 

—¿Quieres hablar sobre eso? ¿De esto se trata?

—Sí, lo es. Quiero hablar de eso. —No me quebré. Mantuve mi nivel
de tono. Gritar no me llevaría a ninguna parte.

—Nico es biológicamente mío, sí. Pero no lo críe. No amé a su madre. Tu tío lo hizo. No yo. No veo a Nico como mi hijo. Como mi sobrino, sí.

—Pero es tu hijo. Su padre murió cuando tenía seis años. Necesitó un padre durante doce años y no hiciste nada. Ni una sola vez cuidaste de él. Ni una sola vez le dijiste que estabas orgulloso de él. Ni una sola vez hiciste su vida más fácil. —Dejé que mi voz se elevara más y más.

—¿Decirle que estaba orgulloso de él? ¿Por qué? ¿Por ser un perdedor? ¿Por llegar a la práctica de fútbol con resaca? ¿Pasar el rato en los bares? ¿De qué diablos se supone que debo estar orgulloso, eh? Por favor, dime eso.


Mis manos se volvieron puños y tomé una respiración profunda. Estaba tan cerca de atacar a mi propio padre. 

—Se quedó con la tía Honey, quien lo dejó en casa solo cuando era sólo un niño. Si no hubiera vivido en un parque de casas rodantes donde la gente trafica con drogas y Dios sabe qué más, tal vez él sería mejor. Pero no lo hizo. Cometió errores. Tuvo que aprender las cosas de la manera difícil. Tuvo que aprender todo de la manera difícil. Porque TÚ NO ESTABAS ALLÍ.—Apunté mi dedo hacia mi papá y gruñí

— Nico se enderezó. Obtuvo una beca de fútbol en la UNIVERSIDAD DE ALABAMA, por el amor de Dios. Encontró una manera de hacer dinero para poder comprarse una camioneta. Ama a su mamá y se hace cargo de ella, aunque ella no hizo nada para ganarse su ayuda. ¿Por qué? Porque la ama. Ella es todo lo que ha tenido. Él se hizo a sí mismo y se ha vuelto un buen hombre. Estoy muy orgulloso de llamarlo mi hermano cada vez que lo veo. Y TÚ NO HICISTE NADA. Ni una maldita cosa. Nada.—Terminé y me giré para salir de su oficina. No quiero quedarme aquí. No bajo este techo. No con él.

—Tienes razón —gritó la voz de mi padre detrás de mí y me detuvo y cerré los ojos con fuerza antes de volverme para mirarlo.—No estuve allí. Dejé que se las arreglará por su cuenta. Tenía miedo de que tu madre lo supiera. Tenía miedo de que este pueblo lo supiera. No quería perder esta vida que había construido. Sin embargo, te equivocas en una cosa. Fui a ver cómo estaba. ¿Por qué crees que te escabullías para sacarlo de sus problemas o te quedabas con él cuando estaba solo? ¿Creías que eras bueno guardando el secreto? No lo eras. Cuando te ibas, yo te seguía. Los observé a ambos. Vi cómo le resolvías los problemas, lo sacaste de líos y te quedaste a su lado cuando estaba solo. Yo estuve siempre allí. Me sentí orgulloso de ti por estar ahí para él cuando yo no lo estaba. No estoy orgulloso de mí mismo, Peter. Viviré con este remordimiento por el resto de mi vida. Sin embargo, me siento orgulloso de Nico. Se ha convertido en el hombre que siempre esperé que fuera. Es más duro debido a la vida que vivió. Él es más fuerte por los bordes, pero es un buen chico.

Mi padre se inclinó y abrió un cajón de su escritorio que siempre cerraba con llave y sacó un enorme bloc de notas y la colocó sobre la mesa. 

—Adelante, echa un vistazo.

Me acerqué y abrí el bloc para ver fotos de Nico cuando era un bebé. Fotos de nosotros con nuestros cascos de fútbol cuando éramos niños.
Cada página mostraba recuerdos de la vida de Nico. Cada artículo en el que él fue mencionado había sido cuidadosamente recortado y colocado en las páginas. Después fui a la última página, vi una foto de Nico practicando en el campo del estadio Bryant-Denny la semana pasada durante la práctica. Levantando la mirada, miré fijamente a mi padre y vi a un hombre que no sabía que existía.

—Fui a ver sus prácticas la semana pasada. Los dos me hicieron sentir orgulloso.

Sacudiendo la cabeza, tratando de digerir todo esto, me dejé caer en la silla detrás de mí. 

—¿Por qué no se lo dices? Si tienes todo esto, es porque lo quieres. Tienes que cuidarlo. ¿Por qué no haces algo al respecto? Él te necesita, también.

—Me odia y no lo culpo —dijo mi padre, tomando la carpeta y colocándola de nuevo en el cajón.

—Claro que sí, te odia. Eres su padre y piensa que no le importas.

—Conoces a Nico. Mejor que nadie. ¿De verdad crees que me escucharía? ¿Qué me perdonaría?

—Papá, no tiene que perdonarte. No tienes por qué gustarle. Pero tiene que saber que lo amas. Que estás orgulloso de él. Todo lo que tienes que hacer es decírselo. Cómo lo maneje o lo tome no es lo importante. Lo que es importante es que lo sepa. Lo importante es que se lo digas.

Papá se sentó en su escritorio y ninguno de los dos habló. No había nada más que decir.


Lali

Mi madre estaba sentada en el sofá de la tía Sara, bebiendo té, cuando Peter y yo entramos en la sala de estar.

—¿Mamá? —Mi tía y mi tío me habían recibido de nuevo y me aseguraron que les alegraba que volviera a salvo. No conocían los detalles, pero entendían que tenía mucho que hacer con mis padres.

—Lali. —Me sonrió y luego le sonrió a Peter—.Hola Peter.

—Hola, Sra. McDaniel —respondió cortésmente.

—No sabía que vendrías de visita —dije, tratando de averiguar lo que ocurría.

—Hay papeles que debes firmar y pensé que podíamos hacer las compras para tu dormitorio —explicó.

Aún no le había contado a Peter sobre Florida. Tenía miedo de que mi madre estuviera siendo demasiado optimista y al final no funcionara. 

—Oh, bueno, está bien—interrumpí, tratando de pensar cómo sacar a Peter de aquí antes de que mamá dijera algo más acerca de la universidad.

—¿Estaría bien si yo voy también? Lali me ayudó a escoger mis cosas para el dormitorio, así que es justo que yo le ayude con el suyo —Peter arrastró las palabras en tono divertido mientras se sentó en el sillón de mi tío.

—Por supuesto. ¡Sería maravilloso! ¿No sería hermoso, Lali? —preguntó mi madre demasiado entusiasta. ¿Cómo saldría de esta?

—Mamá, tenemos que asegurarnos de que todo está bien antes de comprar cosas para el dormitorio. Quiero decir, todavía hay una posibilidad de que esto no funcione y que me quede en casa dos años e ir a la universidad comunitaria. ¿Y si la casa no se vende?

Peter se incorporó desde su posición relajada y se inclinó hacia delante. 

—¿Qué? ¿Por qué no funcionaría? Pensé que ya era un hecho. —Dirigió la pregunta a mi madre, como si no supiera de qué diablos hablaba.

—Peter... —comencé, pero mi madre me interrumpió.

—Es Peter —Me tranquilizó—. Lali, la casa se vendió. Tengo dinero suficiente como para pagar los cuatro años de tu educación y comprarme un apartamento de buen tamaño en la playa. Así que cuando te vayas y me dejes por Florida, me mudaré bastante cerca de mi hermana, para cuando necesite un poco de compañía.

Dijo Florida. ¿Pensará Peter que yo lo perseguía? ¿Sofocándolo?
Nerviosa, me obligué a mirarlo a los ojos.

sábado, 6 de septiembre de 2014

Curando al corazón - Cap. 49


Bueno amores, aquí os dejo un capítulo más, espero que os guste.Gracias por leer y comentar guapuras.

Os #Amodoro, por cierto Cori "Amodoro" significa Amo y Adoro a la vez ;) COMENTAR!!! :*




Crazy girl – Eli Young band  me despertó de un sueño muy bueno. Estirándome, sentí los brazos de Peter apretándose a mí alrededor.

—Muchacha loca, ¿sabes que te amo?
Nunca se me ocurriría ir a ninguna parte
Mujer tonta ven aquí déjame abrazarte
¿Te he dicho últimamente que te amo como loco, chica?
— dijo cantando
La canción siguió sonando y me giré para mirar a Peter tomando mi teléfono mientras cantaba.
  
—¿Por qué mi teléfono está encendido y por qué estás cantando una canción country? —Le pregunté aturdida mientras él miraba la pantalla y luego me miraba a mí.
 
—Es tu mamá. Habla con ella o se preocupará.

Lo miré boquiabierta. 

—¿Mi mamá? Pero...

—Anoche tomé el teléfono de tu bolso y lo encendí. Encontrarte tenía a mi adrenalina bombeando, luego calmarme me fue difícil. Cambié tu tono a una canción que me recuerda a ti. —Bajó su boca a la mía y cantó:
Yo no duraría un solo día
Probablemente solo desaparecería
Sin ti perdería mi alma
—A la vez que mi timbre del teléfono. No podía enfadarme con él mientras hacía algo como esto. Peter cantando en plena mañana era jodidamente dulce. 

Incluso si fuera su culpa que mi mamá me llamara. Suspirando, le quité el teléfono y respondí: 

—Hola, mamá.

—Oh, Lali, encendiste tu teléfono de nuevo. Me alegra. ¿Significa que volverás a casa? Me muero por verte.

—No, no volveré a casa. Al menos, no todavía—Me encontré con la inquisidora mirada de Peter preguntándome qué iba a hacer. No estaba muy segura de si sería bienvenida a la casa de tía Sarah después de haber escapado de esa manera—. En realidad, no sé lo que haré.

—¿Por qué estás haciendo esto? ¿Es por culpa de Peter? Le puedo decir que...

—Mamá, no se trata de Peter —le contesté, alcanzándolo y pasé la mano por su cabello desordenado.— Él es perfecto. Simplemente no sé aún cómo terminaré mi verano.

Peter frunció el ceño y sus brazos se apretaron a mí alrededor como si fuera a desaparecer en el aire.

—Espera, ¿Acabas de decir que Peter es perfecto? Pensé que estabas enojada con él. Quiero decir, estoy de acuerdo contigo, es un chico encantador. Hemos hablado mucho las últimas dos semanas y creo que realmente te ama. El chico ha estado tan preocupado. Me llamó todo el tiempo para ver si sabía algo de ti. Cada vez que llamaste, lo llamé de inmediato y le conté que te encontrabas bien. Oh, no. No quise decirte eso. No te enfades conmigo, cariño. Él estaba muy preocupado.

Sonreí hacia él. 

—Puede ser muy persuasivo. Lo entiendo.

—Es buen partido, Lali. Es de familia rica e irá a la universidad de Florida, también. Me sorprendí cuando me contó que consiguió una beca por el fútbol. Eso es perfecto.

—No, mamá, no lo es. Papá no podrá ayudarme. —Decirlo nunca fue más fácil.

—Tonterías. Sí, te ayudará. La pensión alimenticia que me da cada mes ayudará a pagar los gastos. Además, venderé la casa y compraré una más pequeña. Esta es demasiada grande para mi sola.

—Mamá, no, te encanta la casa y no creo que entiendas cuánto costarán los libros y los gastos de manutención...

—No soy idiota, Lali. Investigué durante todo este tiempo. Todavía recibes tu correo y tuve que pagar algunos honorarios más, pero conseguí pagar el primer trimestre. Me estoy conteniendo para comprar cosas para tu dormitorio hasta que llegues a casa, quiero que me ayudes.

—Lali, ¿Qué pasa? —Peter se sentó rápidamente y me levantó en sus brazos.

—¿Es ese Peter? ¿Estás de nuevo en Grove? —preguntó mi madre, mientras yo daba unas palmaditas silenciosas en el pecho de Peter para calmarlo. Se me llenaron los ojos de lágrimas escuchando a mi madre y él entró en pánico.

—Sí, es Peter. Él, uh, me encontró anoche —le contesté al teléfono mientras sonreía a Peter, quien me daba besos y me abrazaba.



—¿Te encontró? ¿Dónde estás? ¿Cómo te encontró?

—He estado con Cande todo el tiempo. Ella me cubrió y honestamente, no tengo ni idea de cómo me encontró, a menos que...—Me detuve antes de que terminara ese pensamiento. No quería tener que explicar todo esto a mi madre y ella quería saber. Yo estaba bastante segura de quién me delató. Gas era el único en Grove que sabía a donde hui.

—Oye, mamá, te llamo más tarde. Tengo que resolver algunas cosas hoy, pero te llamaré pronto. Déjame hablar con Peter, de acuerdo, y gracias, te amo.

—También te amo, Lali.

Desconecté el teléfono y lo puse a mi lado antes de arrastrarme encima de él.
—Así que, ¿Cómo le sacaste a Gas mi paradero? ¿Y aún está vivo?

Peter rió y me movió para que yo quedara a horcajadas sobre él.

—Sí, sigue respirando. En realidad, lo dejé completamente ileso. Salí corriendo de allí tan rápido como tuve tu ubicación, ni siquiera dije adiós.

—Bueno, ahora dime cómo lo conseguiste —contesté, pasando mis
manos por su pecho desnudo. Me encanta tocarlo.

—Sólo me lo dijo —dijo en un susurro ronco. Su atención se centró en mis manos mientras trazaba círculos alrededor de sus pectorales muy firmes.

—Sintió culpa, supongo —murmuré antes de inclinarme para darle un beso en la contusión sobre sus costillas.
— ¿Esos feos jugadores de fútbol te han hecho daño? —musité, dejando un rastro de besos a través de su abdomen y de vuelta a su pecho.

—Aja, te puedo mostrar otros lugares que me duelen mucho —suspiró, pasando las manos por mi espalda para acariciar mi trasero.

—Umm, bien, sólo déjame terminar besando estos golpes y seguiré con los otros luego —susurré.

—Por favor, tómate tu tiempo —gruñó, deslizando sus manos dentro de mis bragas.

—Todavía no me has contestado cómo conseguiste sacarle mi lugar de escondite a Gas—le recordé mientras me deslizaba por su cuerpo para poder besarlo justo debajo de su ombligo.

—Oh, bebé. —Se arqueó hacia mí, luego tomó una respiración entrecortada
—¿Quién es Gastón? —preguntó en voz baja y profunda.

Levanté mis ojos para encontrarme con su mirada fascinada.

—¿No recuerdas a Gas? Tu amigo que te contó de mí.—Le recordé, antes de lamer suavemente la piel justo encima de su bóxer.

—Oh, joder —gimió, enredando sus manos en mi cabello. 

Decidí dejar pasar el asunto de Gas. Me divertía mucho ver al chico que amaba venirse en mis brazos. Deslizando un dedo por la cinturilla de su bóxer, me incliné hacia él y le susurré al oído:

—¿Hay moretones allí que necesiten mis cuidados?

—Oh, sí nena, muchísimos —gruñó.

Y así pasamos una hermosa mañana juntos.