jueves, 31 de julio de 2014

Curando al corazón - cap. 5





Holaaa!!! bueno siento no haberos subido capítulo ayer, pero quedé con una gran amiga por el día de la amistad y llegué tarde a casa :/ pero si os parece os puedo hacer una maratón, vosotras decidís! un beso, disfrutar y comentar :)

Mareada y completamente sorprendida, perdí el equilibrio y extendí la mano para tomar el lateral de la camioneta.

—Vaya —Peter alargó la mano para ayudarme a recuperar el equilibrio. Qué vergüenza. Respiré hondo y levanté los ojos en cuanto fui capaz descentrar la vista de nuevo en él. En lugar de la expresión de pasmo que estaba segura de que tenía, fruncía el ceño. No, más bien estaba enfurruñado.

 —No debería haberlo hecho, Lali. Lo siento. Estaba alterado y no me he parado a pensar.

Cogió las dos maletas y se dirigió a la puerta sin esperar mi respuesta. No era así como había imaginado nuestro primer beso. Y créeme, había estado fantaseando con él durante años. Aunque el beso en sí había sido perfecto, el final había sido terrible. La rabia sustituyó a la decepción, agarré las bolsas que faltaban y le seguí.

 

¿Cómo se atrevía a besarme de esa manera, disculparse y después marcharse?

 —Ya... - La puerta se abrió de golpe, interrumpiendo mi frase, lo que probablemente fue una suerte porque estaba a punto de cantarle las cuarenta.

 —Lali, cariño, ya estás aquí.

La tía Sarah me ofreció una sonrisa radiante al abrir la puerta mosquitera. Le lancé una mirada furiosa a Peter y entré directamente en la casa.



Peter 


 Esto no podía salir bien. Me maldije a mí mismo por actuar como un imbécil. Abrí de un tirón la puerta de la furgoneta y me dispuse a entrar cuando Nico aparcó su coche detrás de mí. Perfecto. Justo lo que no necesitaba. Tenía que hacerme a la idea de que había besado a Lali, no encontrarme con mi hermano y Euge.

 La puerta de la furgo se abrió de golpe y él salió disparado con una mueca furiosa. ¿Y ahora qué le pasaba? 

—Más te vale tener una buena excusa para aparcar en casa de Euge.

—Acabo de dejar a Lali — respondí, devolviéndole la mirada. No me asustaban sus tonterías de tipo duro.

Mi respuesta le confundió, porque arqueó una ceja y se volvió para mirar a Eugenia, que estaba saliendo del coche.

-¿Ya está aquí? —chilló, bajando de un salto antes de que Nico pudiese atraparla—.

Le ofreció una gran sonrisa a Nico y luego me miró. 

—¿Por qué...? ¿Cómo es que la has traído tú? Euge era adorable cuando estaba confundida.

 —Nos encontramos cenando en Wings —respondí—. Me ofrecí a llevarla para ahorrarle el viaje a su amiga.

El ceño fruncido de Euge volvió a convertirse en una sonrisa. Me gustaba hacerla sonreír, siempre me había gustado. 

—¡Gracias! Qué bien que la encontrases. —Euge se dio la vuelta, envolvió a Nico en un abrazo y le plantó un sonoro beso en los labios antes de soltarlo y dar un paso atrás. -Tengo que entrar. Hace meses que no la veo. Llámame luego.

Había visto más de lo que hubiese querido. Me dispuse a subir a mi furgoneta. 

—Peter, espera. —La orden de Nico me detuvo. Sólo quería marcharme, pero él me cerraba el paso y no podía escapar. —Lo de esta noche. No vuelvas a hacerlo. Han pasado seis meses y Eugenia se esfuerza por ser amable contigo.

—Tienes razón. He sido un idiota. Me disculparé con ella la próxima vez que la vea.

Me pregunté si tendría otra cosa de la que disculparme la próxima vez que la viese. Porque si Lali le contaba lo del beso, Euge se iba a cabrear. No porque hubiese besado a Lali, sino porque después me había comportado como un verdadero sinvergüenza.

 —Bien. —Nico se dirigió a su furgoneta, pero se detuvo. -Eh, ¿vienes a jugar al billar?

—Te sigo – le respondí.



Lali


Apenas había cruzado la puerta cuando Euge apareció corriendo y gritando de alegría.  Me condujo a su habitación. Cerró la puerta y se volvió con una gran sonrisa en la cara. 

—¡Me alegro tanto de que estés aquí!

Su largo cabello rubio le colgaba suelto por la espalda y su bronceado ya era perfecto.

Cuando era pequeña, la odiaba. No porque fuese mezquina, sino porque parecía una muñeca Barbie. En respuesta, la cruel había sido yo.

—Yo también —respondí mientras se dejaba caer en la cama, a mi lado. Escapar de mi madre y de sus constantes quejas sobre mi padre había sido un gran alivio. Habían estado oficialmente divorciados durante tres meses, pero mi madre seguía despotricando de él todos los días. 

—Lo vamos a pasar bomba. Mañana es el cumpleaños de Mery y va a celebrar una gran fiesta en su casa. Cada año lo hace. Te encantará, y así conocerás a todo el mundo. Nico y yo también hemos estado hablando de ir de acampada. Puede que vayamos una semana al parque natural de Cheaha. Invitaremos a Peter porque el senderismo es lo suyo, y a más gente. Tú también vendrás, claro.


Me costó forzar una sonrisa, pero lo conseguí. Empujé la reacción de Peter después de nuestro beso hasta el rincón más oscuro de mi mente y me concentré al máximo en charlar con Euge.

—Suena divertido. Me apunto a todo —le aseguré.

Eres una diosa de la belleza Lali, me alegro de que hayas decidido mostrar ese cuerpazo que tienes.  – me piropeo Euge.

—Peter dice que te ha traído a casa. ¿Cómo le has visto? ¿De buen humor? – me interrogó Euge.

 —Estaba, mmm... , bien. – le respondí.

Vale, era mentira, pero quería protegerlo de ella. Seguro que Peter no quería que Euge supiese que seguía estando afectado por lo que había pasado con Nico.

—Bien.

¿Peter sale con alguien? —  pregunté, intentando sonar indiferente. Euge soltó una breve risa. 

—Ojalá.

Qué raro. Peter era guapísimo, tenía talento, era atlético, educado, gracioso... ¿Cómo era posible que alguien así pasara seis meses sin encontrar novia?.

martes, 29 de julio de 2014

Curando al corazón - cap. 4

holaaa chic@s!!! como andan?? bueno os dejo el capitulo :) espero que os guste y comenten!
y os recomiendo la nove de Coraima que está muy interesante y ella es una crack escribiendo :* os dejo el enlace: Novelaslaliteer2014.blogspot.com.es

Pagar por la comida y salir de ahí había sido mi prioridad número uno. Me encontraba listo para Cande en su camino. Firmé el recibo y metí mi tarjeta de débito de vuelta a mi billetera.

-Aquí – dijo Cande en un tono lastimero mientras le entregaba a la mesera su recibo un billete de veinte dólares.

-Gas, no. – la voz de Lali rompió a través de mis pensamientos y la miré mientras le fruncía el ceño a “Gas” que le sonreía de vuelta.

-Necesito salir. Iré al baño antes de volver a conducir – dijo Cande. Me puse de pie y la dejé pasar, pero no podía apartar los ojos de Lali y Gastón que parecían estar discutiendo, o al menos Lali discutía y Gastón pasaba un buen rato.

- Esos dos me están haciendo dar ganas de vomitar – musitó Agus al salir del reservado -. Además, ¿Por qué le va a pagar a Lali la cena si se acaban de conocer?

¿Gastón le había pagado la cena? ¿Por qué no se me ocurrió a mi?.

-Vamos Gas, demonos prisa. – Agus trató de ocultar su fastidio. Cande debió de haberle dado calabazas.

Lali rápidamente se deslizó fuera de la silla y se levantó. Gastón se hallaba justo detrás de ella con su pequeño bolso en la mano.

-Olvidaste esto – dijo mientras caminaba detrás de ella.

Lali le dedicó una sonrisa y le dio las gracias.

Dirigiéndome hacia la puerta, no miré atrás para ver si me seguían. Tenía que salir y conseguir un poco de aire fresco antes de golpear a alguien sin razón alguna.



Lali



Peter estuvo un poco tenso durante la cena, pero me di cuenta que se había relajado desde que habíamos llegado a la camioneta. Gas le ofreció a Agus el asiento delantero y dijo que se sentaría conmigo en la parte de atrás, pero Peter había dicho que él no me arrastraría en la parte trasera de su camioneta y no había argumentado porque. Su ceño enojado me hizo sentarme en el asiento delantero sin rechistar.

-Puedes cambiar de emisora si quieres – dijo Peter, mirando en mi dirección.

-Ah, hombre, no dejes que elija. Es una chica. Pondrá algo de alguna boyband de mierda – se quejó Agus desde el asiento trasero. – ¡pero que te pasa!- espetó Agus. Me giré para ver como Gas lo fulminaba con la mirada.

Cuanto me gustaría gustarla a Peter como a Gas. Pero si soy sincera conmigo misma Gas está a mi alcance.

El resto del viaje fue bastante tranquilo. No había mucha conversación a excepción de Peter preguntándome si me sentía cómoda. Había girado la ventilación de aire para mí y me había dicho que la cerrase si tenía frío. Había cambiado las emisoras varias veces preguntándome si me gustaba la canción. Este era mi Peter del que estaba enamorada. El atento y amable. No el tipo malhumorado que había presenciado esta noche.

Estábamos ya cerca de la casa de mi prima, y Gas se ofreció a llevarme pero Peter rechazó su oferta con un tono frío y molesto y Gas se dio por vencido y salió del coche junto con Agus, se despidieron de nosotros y se fueron.

Una vez que estuvimos solos le pregunte a Peter sobre como iban las cosas con Euge y Nico, él se tensó y me dijo que no muy bien, pero que no me culpaba por haberle mentido el día que encontró a Euge y Nico discutiendo como dos enamorados y se dió cuenta de todo. Yo le pedí disculpas y el resto del camino a casa de Euge estuvo muy silencioso.

-El coche de Euge está aquí, pero dudo que esté en casa, se encontraba con Nico en el campo hace unas horas.

Asentí con la cabeza y cogí el pomo de la puerta. Había dicho lo suficiente esta noche. Tenía que salir de su camioneta antes de decir cualquier otra cosa estúpida.

-Espera, Lali. – las manos de Peter y sus dedos se enroscaron en mi brazo. Sentí escalofríos subiéndome por la espalda.

- Uh, sí. – me las arreglé para decir.

-Mira, fui un idiota. Lo siento. No es tu culpa. Esa mierda con Euge y Nico, nada de eso fue tu culpa. Sólo necesitaba una salida para descargar mi rabia y eras la única alrededor. Me equivoqué. – hizo una pausa y me miró fijamente - ¿Me perdonas?

La mirada sincera en sus ojos me derritió. Era como un dulce cachorro herido. Euge había sido una idiota al herirlo. Era tan perfecto…

-Sí, por supuesto.

Una sonrisa iluminó su rostro y luego me dejó ir.

-Muchas gracias – me dijo.

Salimos de la camioneta y me ayudó a bajar mis maletas.

Le di las gracias, y vi como miraba hacia la ventana de la habitación de Euge.

-Es una idiota… no sabe lo que vale la pena. – no podía creer que acababa de decir eso.

Peter me miró. Tenia las cejas arqueadas por la sorpresa y yo estaba segura de que mis mejillas estaban rojas.

-¿Eso crees?- me respondió.

Yo asentí.

Peter dio un paso hacia mí y mi corazón se acelero. Sus ojos verdes me estudiaron con atención. Sus ojos se posaron en mi boca y contuve el impulso de lamerme los labios nerviosamente.

-¿Crees que soy mejor opción que Nico? Él es el malo, sabes. El peligroso. A las chicas les gustan los chicos malos. – su voz se redujo a un murmullo. Me estremecí cuando dio un paso más cerca. Obligándome a mantener la calma respondí: - No a todas las chicas.

- Hmmmm… - fue su respuesta.

Levantó una mano y corrió suavemente la yema de su dedo pulgar por mi labio inferior. Me imaginé mentalmente mordiéndole el pulgar y tirando de él a mi boca para chuparlo, pero no lo hice. En su lugar, simplemente dejé de respirar.

-Son tan suaves como parecen… tal vez incluso más. – susurró, luego bajó la cabeza y antes de que pudiera tomar una respiración, tenía su boca sobre la mía.

Forzando el oxígeno a mis pulmones a través de mi nariz, me agarré de sus brazos para no perder la conciencia debido al hecho de que estaba siendo besada por Peter Lanzani.

Sus manos se instalaron en mi cintura y apretaron la piel desnuda que tocaban suavemente. Creo que pude haber gemido cuando tomó mi labio inferior en su boca para chuparlo. Antes de que pudiera tirarme por completo a él, se retiro.

lunes, 28 de julio de 2014

Curando al corazón - cap. 3

hola chic@s!!! os aviso que se acerca el beso ;) bueno comentar y espero que os guste el capítulo. besicos :*




Mientras le recorría el cuerpo con la mirada, apreciando la vista, me fijé en la corta minifalda vaquera que llevaba, el top blanco atado a la cintura con una especie de lazo flojo dejaba entrever su estómago plano y liso. Conseguí apartar la mirada del impresionante escote para mirarle la cara. Sus labios apetitosos dibujaron una sonrisa y el reconocimiento me golpeó.

De ninguna maldita manera.

-¿Lana? – la incredulidad en mi voz era inconfundible. La última persona que esperaba ver era a la prima de Euge. El hecho de que era la chica a la que eché un vistazo era incluso más impactante.

-Peter – respondió con una gran sonrisa.

-¿Qué estás haciendo aquí – pregunté, pensando más algo así como ¿Qué demonios te pasó? No lucía en lo absoluto como la chica que había visto hace siete meses atrás. Esa chica había sido dulce, remilgada y correcta. Esta que se encontraba en frente de mí era una fantasía sexual andante.

- Comiendo – dijo en broma y me di cuenta de que yo sonreía. Una sonrisa real, no una forzada, por primera vez en meses.

- Sí, bueno, creo que capté eso. ¿Me refiero a qué haces aquí, en el sur de Alabama? – presionó sus labios y luego sacó su lengua y, nerviosamente, pasándola por ellos. Mmm… no me importaría probar esos labios tampoco.

- Me quedaré con Euge este verano. Mi amiga va camino a la playa, así que me dejará allí en casa de Euge después que comamos.

Euge. Maldición. Mi buen humor se evaporó y una vez más forcé una sonrisa. Vio por encima de mi hombro hacia mi mesa y frunció el ceño.

-¿Ya consiguieron una mesa? – puso una mirada frustrada. – Imagínate – murmuró. Seguí su mirada y vi a la mesera viéndonos con un ceño irritado.

-¿Qué está pasando? – pregunté, regresando mi atención a Lali.

Suspiró y me miró. – Hemos estado esperando por una mesa por lo menos hace quince minutos.

Ah. La mesera nos había dado su mesa. Podía arreglar ese problema.

-Trae a  tu amiga y siéntate con nosotros. – Lali me regaló una brillante sonrisa.

- Bien, gracias. Ya vuelvo.

Miré mientras ella se daba la vuelta y caminaba hacia el bar. Su trasero era imposible de no mirar mientras sus caderas se balanceaban de lado a lado.

Maldición, Lali estaba muy buena.



Lali


-       -Oh dios mío, ¿acabas de flirtear con ese bombón? Diablos chica, cuando decides lucirte apuntas alto. – el asombro en la voz de Cande me dieron ganas de reír. Peter me hizo caso. Sus ojos habían examinado lentamente mi cuerpo. Sentí la necesidad de abanicarme con el estúpido portavasos de mi bebida.

-    -Lo conozco. Y nos sentaremos con él y sus amigos – anuncié buscando mi bolso y soda.

-    -¿De verdad? – Cande chilló alegremente, agarrando su bolso del asiento y poniéndose de pie. La bufanda que ella llamaba camisa mostraba su estomago plano. El pantaloncito corto que usaba hacía que mi minifalda luciera clásica. La chica hacia voltear cabezas cuando caminaba por ninguna otra razón más que su cuerpo en exhibición.

-    - Vamos – espeté y me dirigí hacia Peter que se encontraba parado justo donde lo dejé, cuando llegamos sus ojos se dirigieron a Cande y le vi evaluarla de la misma manera que había hecho conmigo.

Un mórbido nudo se formo en mi estomago y luché contra el impulso de empujarla detrás de mí.

-Está tan malditamente sexy – siseó Cande a mi lado.

Sacó su pecho y la cosa esa que hacía agitando su largo cabello sobre el hombro, acababa de pasar. Se preparaba para dar rienda suelta a sus habilidades con Peter.

-Él no, Cande. Elige a uno de los otros. Simplemente él no. – traté de sonar como se no estuviera suplicando.

-Él es la razón por la que tú… - su voz se apagó mientras su mente daba vueltas en lo que acababa de descubrir - . Oh, guau. Lo entiendo. No voy a robártelo.

Cuando lo alcanzamos, sabía que tenía que hacer una presentación por más que lo odiara. La mirada apreciativa de Peter se hallaba cerrada en Cande y a pesar de que ella había prometido que no coquetearía, Cande no podía evitarlo.

-Hola, soy Cande – arrastró las palabras con una voz sexy que me hacía tener ganas de abofetear su estupidez.

-Es un placer conocerte, Cande – respondió, tomando su mano en la suya y… ¿Acaba de apretarla? -. Soy Peter. Un viejo amigo de Lali.

El hecho de que hicieron sus propias presentaciones no pasó desapercibido para mí. Por el momento realmente odiaba a Cande.

-¿Lali? – la voz de Peter me arrancó de mis pensamientos viciosos y parpadeé varias veces para aclarar mi cabeza.

- Um, sí, lo siento. – respondí.

- Te pregunté que si quieres que te lleve a casa de Euge después de comer, así Cande no tendrá que hacerlo.

Oh, me ofrecía un aventón. Cande no estaría. Sí, por favor.

-Eso sería genial. Gracias. – trate de mantener la emoción fuera de mi voz.

Una sonrisa de satisfacción apareció en su rostro. Peter  abrió paso a dos chicos que sonreían hacia nosotros. Se podía ver la curiosidad en sus ojos.

-     -Chicos, es Lali, la prima de Euge, y su amiga Cande. Y se sentarán con nosotros. – Peter se volvió a nosotras -. El chico a la izquierda es Gastón y el de la derecha es Agus.

Gastón tenía una bonita sonrisa. Sus ojos azules parecían cálidos y divertidos. Me gustó al instante.

-Cande – dijo Peter, señalando que se deslizara al lado de Agus. Me moví al lado de Gastón. Me sentí bastante agradecida; no tendría que sentarme al lado de Agus y su mirada pervertida.

Luego vi que Peter se deslizó detrás de Cande y mi estómago cayó. Tenía que elegir un lado y sin pensarlo dos veces había elegido el de Cande. Me sentía una idiota al haber pensado que su oferta de llevarme era porque estaba interesado en mí.

-No sabía que Euge tenia una prima – dijo Gastón a mi lado. Retiré mis ojos de Peter y me centré en Gastón, por lo menos él se mostraba interesado en mí y no en Cande.

-Um, sí, soy la única. Vivo en Georgia y me quedaré todo el verano con Euge.

-Genial – respondió, y me sonrió coquetamente.

Después llego la camarera para tomar nuestros pedidos, mientras yo veía como Cande reía de las cosas que Peter le decía al oído, entonces decidí centrarme en Gastón y nuestra conversación.



Peter



Si Cande reía una vez más, arrancaría en pedazos mi servilleta y me las metería en los oídos. Maldita sea, era molesta. La primera vez que la había visto pensé que podría distraerme de Euge esta noche, pero había estado equivocado. Si su mano se deslizaba sobre mi muslo otra vez, terminaría empujándola hacia Agus.

Una suave risa llamó mi atención y volví mi atención a Lali. Sonreía alegremente a lo que sea que Gastón le estuviera diciendo. Había estado con ella en un tono susurrado durante toda la comida. Eso era un plus para mis nervios. Desde que se había sentado junto a él, Gastón había atrapado toda su atención. Era como si el resto de nosotros ni siquiera estuviéramos en la maldita mesa.

-Parece como si estuviera interesada en tu amigo – dijo Cande.

-Hmmm. – fue mi única respuesta.

Lali echó su cabeza hacia atrás y soltó una carcajada real. Se encontraba profundamente encantada de algo y no le importaba que la oyeran. Sus largos y sedosos rizos castaños rozaron la mesa y me pregunté cómo reaccionaría si envolvía uno de esos mechones alrededor de mi dedo.

-¿Crees que es gracioso, eh?- replicó Gastón sonriendo como un idiota por haberla hecho reír tanto.

Lali asintió con la cabeza y le apretó el brazo. Y otra vez se perdieron en su maldito mundo.

-Normalmente no es buena con los chicos. La ponen nerviosa – señaló Cande.

Agus le dijo algo a Cande que robó su atención  a él. Al fin un poco de alivio.

Lali tomó su copa y nuestras miradas se cruzaron.

-¿Disfrutando de tu cena? – pregunté.

Echó un vistazo sobre Gastón que la miraba como un perrito enamorado – Sí, gracias – respondió, y luego tomó un sorbo de su bebida.

Ver esos exuberantes labios envueltos alrededor de la pajita y tuve que tragar saliva para no gemir.

-Lali mencionó que la llevaremos donde Euge – dijo Gastón y arrancó mi mirada de Lali y su pajita para fulminarlo con la mirada. Obligando a mi rostro a relajarse, asentí.



             


domingo, 27 de julio de 2014

Curando al corazón - Cap. 2





Hola chic@s!!! bueno os quería comentar que ya arreglé lo de los comentarios jeje y bueno ahora no hay excusa para no comentar ;) espero que os guste el capítulo de hoy, besazos :* :* :*
  
Peter

-Tienes que controlar ese mal genio, tío. Si alguien puede plantarle cara a Nico eres tú, pero igualmente te molería a palos – me advirtió Gastón al salir del camino de tierra que conducía a la fiesta del prado.
-Ya han pasado seis meses. ¿Hasta cuándo piensas seguir cabreado? – preguntó Agus desde el asiento trasero.
¿Y eso era asunto suyo? Ninguno de los dos tenía ni idea de lo que significaba mantener una relación seria. Encendí la radio para ahogar el sonido de su interrogatorio.
-Puedes subir el volumen todo lo que quieras, pero el caso es que tienes que pasar página – dijo Gastón  -. Nico es tu primo y tu mejor amigo. Una tía no puede interponerse entre los dos. No por mucho tiempo.
Gastón me estaba observando desde su asiento.
Sabía que esperaba mi respuesta, pero no le di ninguna. Su comentario demostraba que no me conocía de verdad, y pensé que nadie me conocía mejor que Nico y Euge. Nico no era mi primo; era mi hermano. Pero cuando descubrió la verdad por boca de su madre, decidió que siguiera siendo un secreto, como siempre. No quería reclamar a mi padre como suyo, y no podía culparle por ello. Tampoco es que nuestro progenitor hubiese hecho nada para ayudar a Nico mientras crecía. Así que el sólo sentía desprecio por mi padre.
-¡Eh! Te has pasado de largo de Hank´s – exclamó Gastón.
- No vamos a Hank´s – fue mi respuesta. Habían sido ellos los que se habían montado en mi furgoneta. Si no les gustaba que necesitase salir de Grove, podían volver andando a la ciudad en cuanto llegásemos a nuestro destino.
-¿Vas a salir de Grove?
- Sí.
Gastón soltó un resoplido y se arrebujó en su asiento.
-A este paso, cuando pare la puñetera furgo estaremos en florida.
-¿Florida? Estoy muerto de hambre y una hamburguesa con queso de Hank´s lo habría solucionado – refunfuñó Agus.
Disminuí la velocidad, estacioné en la cuneta y eché un vistazo a Agus.
-Puedes bajar y volver andando, si quieres.
Puso unos ojos como platos y negó lentamente con la cabeza.
-No pasa nada, tío. Estoy bien.
Entonces volví a arrancar el coche.
Nadie dijo ni una palabra hasta que aparqué en Wings. Había conducido 30 kilómetros al sur hasta la ciudad más cercana.
-Tendrías que haberme dicho que veníamos a wings. Me hubiese callado – Agus soltó un grito de alegría y abrió de golpe la puerta de la furgoneta, bajando de un salto.
Esta noche tenía que quitarme de la cabeza a Euge y concentrarme en mi futuro… o al menos en mi verano.
-Voy a comerme mi propio peso en alitas de pollo – dijo Gastón en respuesta al entusiasmo de Agus.
Abrí la puerta, entré y me detuve en la entrada. Una chica alta con una melena larga y rubia recogida en una coleta me sonrió con una mirada apreciativa, a la que estaba acostumbrado. Me había acostumbrado a ignorar esas miradas por parte de otras chicas durante tanto tiempo… pero esta noche no iba a hacerlo. Ya era hora de empezar a coquetear. Le di mi sonrisa matadora.
-Seremos tres, por favor – le dije, y observé como se le abrían los ojos de par en par y parpadeaba varias veces. El que se pusiera nerviosa me provocó un agradable subidón en el ego.
-Ah… mmm…, vale…, sí – tartamudeó, buscando los menús, que se le cayeron al suelo. Me incliné a su lado para ayudarle a recogerlos.
-Lo siento. No soy tan torpe – explicó, y dos manchas rojas aparecieron en sus mejillas.
- ¿Así que es sólo conmigo? – la azucé.
Se le escapó una risita nerviosa y me di cuenta que no me serviría. No me gustaban las risitas. Euge nunca se reía como boba.
Le entregué los menús, me levanté y fijé mi atención en otra parte. No necesitaba seguir coqueteando.
-Vale, mmm, por aquí- oí que decía. Agus y Gastón la siguieron. Yo me dispuse a seguirlos cuando mi mirada se centró en una mujer a la que estaría encantado de dejar que se riese todo lo que quisiera.
El cabello cobrizo le caía por la espalda y se le rizaba en las puntas. Estaba sentada en la barra y tenía las piernas largas y desnudas cruzadas; una sandalia plateada de tacón alto le colgaba de los dedos de un delicado pie. Aún no le había visto la cara, pero de espaldas parecía toda una belleza.
-¿Vienes o qué? – gritó Agus, pero no giré la cabeza. La voz gritona de Agus llamó la atención de la chica, que se volvió en su asiento y le echó un vistazo por encima del hombro. Su piel suave y cremosa, tenía una mirada seductora de unos ojos chocolate y unos casi imposibles labios carnosos. Se dispuso a girarse para ver de qué iban aquellos gritos cuando se detuvo y nuestras miradas se cruzaron. Sorpresa, placer y ansiedad, todo le pasó por la cara mientras me estudiaba. Me sentía fascinado. El barman apareció y le dijo algo. Ella le miró.
-Peter, tío, ven. – dijo Gastón.
Aparté la mirada de la mujer hermosa y me dirigí a mi mesa.
-Peter, espera.
Una voz conocida hizo que me detuviera de golpe. Me invadió la incredulidad al darme la vuelta y ver a la chica guapa aproximarse a mí..